Rodrigo Paz juró como presidente de Bolivia en una ceremonia realizada en La Paz, donde asumió oficialmente el mando del país tras una elección marcada por la polarización política. En su primer discurso, el nuevo mandatario prometió unidad, transparencia y reconstrucción institucional, subrayando que su gobierno buscará “cerrar las heridas del pasado y construir un futuro común para todos los bolivianos”.
Uno de los puntos más destacados de su administración es la conformación de un gabinete diverso e incluyente. Paz anunció la integración de líderes indígenas, mujeres y jóvenes en puestos clave, con el objetivo de garantizar una representación equilibrada de los distintos sectores sociales del país. Esta decisión fue recibida como un gesto simbólico de reconciliación y apertura hacia comunidades históricamente marginadas.
Durante su intervención, el presidente también se comprometió a impulsar una agenda económica centrada en la estabilidad y el crecimiento sostenible. Enfatizó la importancia de fortalecer la producción nacional, fomentar la inversión extranjera responsable y modernizar el sistema educativo para mejorar la competitividad del país. Asimismo, anunció medidas de combate a la corrupción y de transparencia en la gestión pública.
Con su llegada al poder, Rodrigo Paz inicia un nuevo capítulo en la política boliviana. Su discurso conciliador y su gabinete incluyente han generado expectativas positivas tanto en el ámbito nacional como internacional, aunque analistas advierten que su principal reto será mantener la gobernabilidad y lograr consensos en un escenario político todavía fragmentado.







