El equipo económico del presidente Javier Milei está impulsando un nuevo plan financiero «secreto» para sortear los desafíos de la deuda, que incluye la negociación de una operación de repos o repo (acuerdo de recompra) por $4.000 millones de dólares con bancos de Wall Street. Esta maniobra de ingeniería financiera se destinaría a reforzar las reservas del Banco Central y a proveer liquidez para los vencimientos de deuda en pesos.
La urgencia del repo se enmarca en la necesidad de sostener el superávit primario y convencer a los mercados de la sostenibilidad fiscal del gobierno. El equipo económico busca desesperadamente obtener un respiro en la curva de vencimientos, especialmente en un contexto donde el FMI y los acreedores exigen pruebas concretas de que el plan de ajuste es viable a largo plazo.
Desde una perspectiva crítica, el plan es una apuesta financiera de alto riesgo. La operación repo, que implica tomar deuda de corto plazo dejando bonos como garantía, no resuelve el problema estructural del endeudamiento, sino que lo patea hacia adelante. La dependencia de estos mecanismos de financiación de emergencia subraya la fragilidad del sistema financiero argentino y la dificultad para atraer inversión de largo plazo.
El éxito del repo podría proporcionar una ventana de oxígeno a la economía y facilitar la normalización de la política monetaria y cambiaria. Sin embargo, el costo de la operación y la necesidad de rollover de esta deuda en el futuro mantendrán el riesgo latente, exigiendo al gobierno mantener un superávit fiscal estricto.







