La Inversión Extranjera Directa (IED) en México alcanzó un nivel histórico, con un total de $40.906 millones de dólares registrados hasta el tercer trimestre de 2025. Esta cifra, que supera el récord anual anterior, consolida al país como un destino clave para el capital global, a pesar de la desaceleración de la economía interna y la incertidumbre geopolítica.
El componente principal de este aumento récord fue la reinversión de utilidades de las empresas ya establecidas en el país, que representó el 75% del total de la IED. Este factor es un indicador de la confianza de las empresas multinacionales en el potencial de crecimiento a largo plazo y en la solidez operativa de México como plataforma de exportación.
Críticamente, aunque la IED es un motor de la creación de empleo formal y la transferencia de tecnología, su distribución es altamente desigual. La inversión se concentra en los estados del Norte y el Bajío, los principales beneficiarios del nearshoring y la manufactura, mientras que la región Sur se queda significativamente rezagada.
Además, los analistas señalan que la alta dependencia de la reinversión (capital que ya estaba en el país) en lugar de cuentas nuevas (inversión completamente nueva) sugiere que, si bien el nearshoring está en marcha, el ritmo de llegada de nuevos proyectos de gran magnitud no es tan explosivo como las cifras brutas de IED podrían sugerir. El desafío de México es mantener un ambiente de inversión estable, garantizando la infraestructura energética y la seguridad necesarias para sostener este flujo de capital.







