La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha enviado un mensaje contundente a Estados Unidos, argumentando que la Eurozona puede mitigar el impacto financiero de las amenazas de aranceles punitivos de la administración de Donald Trump si logra impulsar su comercio y mercado doméstico. Esta estrategia subraya la creciente prioridad de la Unión Europea por la autonomía económica y la reducción de la dependencia comercial de terceros países.
Lagarde afirmó que el mercado único europeo, con un PIB combinado de €14 billones de euros, es la «mayor arma» del bloque para absorber el shock de un posible aumento de aranceles (que Trump ha sugerido que podrían alcanzar el 10%). La idea es que las empresas y los consumidores europeos desvíen su demanda de importaciones externas hacia la producción dentro del bloque.
Desde una perspectiva crítica, Lagarde admite que esta estrategia requiere una inversión «masiva» en infraestructura digital, defensa y energía. La fragmentación regulatoria y las barreras burocráticas entre los países miembros de la UE han impedido hasta ahora que el mercado único opere a su máximo potencial. La visión del BCE exige que los gobiernos superen las reticencias nacionales y canalicen los fondos europeos, como el Next Generation EU, para fortalecer las cadenas de suministro y la base industrial interna.
La propuesta de Lagarde se interpreta como un aviso político-financiero: la UE está preparada para defender sus intereses económicos e iniciar un camino de «desconexión» estratégica si EE. UU. persiste en el liderazgo coercitivo y las políticas proteccionistas.







