México ha perdido alrededor del 80% de su cobertura glacial, según un estudio reciente presentado con el apoyo de la Unesco. El informe señala que los glaciares mexicanos están en una fase crítica de retroceso acelerado, lo que representa una amenaza para los ecosistemas de alta montaña y para las comunidades que dependen de sus recursos hídricos.
El análisis indica que el cambio climático, el incremento en las temperaturas y la disminución de precipitaciones han acelerado la desaparición de los glaciares en volcanes como el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl y el Pico de Orizaba. Estas masas de hielo, que hace décadas eran un símbolo del paisaje volcánico mexicano, hoy están reducidas a fragmentos que podrían desaparecer por completo antes de 2050.
Especialistas advirtieron que la pérdida glacial no solo afecta la disponibilidad de agua, sino también la estabilidad de los suelos, la biodiversidad y la regulación climática de las zonas montañosas. En regiones donde los glaciares actuaban como reservorios naturales, su desaparición podría provocar escasez durante temporadas secas y aumentar el riesgo de deslizamientos.
El informe concluye que México necesita fortalecer sus políticas de mitigación y adaptación climática, así como impulsar acciones de conservación para frenar el deterioro de los ecosistemas de alta montaña. Los investigadores subrayaron que, aunque la pérdida glacial es irreversible, aún es posible reducir los impactos futuros mediante medidas urgentes y coordinación entre autoridades, comunidades y organismos internacionales.