El Ministerio de Defensa de Polonia ha tomado una decisión clave en su programa de modernización militar al elegir al conglomerado sueco de defensa Saab para el suministro de tres submarinos de ataque de nueva generación. Esta adquisición forma parte de la estrategia más amplia de Varsovia para reforzar su capacidad naval en el Mar Báltico, en respuesta directa al aumento de la agresión rusa y la necesidad de cumplir con los estándares de la OTAN.
Aunque el valor exacto del contrato no ha sido revelado, se estima que esta adquisición representa una inversión multimillonaria para Polonia, que ha prometido gastar el 4% de su Producto Interno Bruto (PIB) en defensa, una de las tasas más altas de la alianza atlántica.
Desde una perspectiva crítica, la selección de Suecia sobre competidores como Francia y Alemania es un triunfo financiero y geopolítico para Saab. El contrato no solo asegura un flujo de ingresos significativo para el fabricante sueco a largo plazo, sino que también establece una integración estratégica entre las bases industriales de defensa de los dos países.
El financiamiento de este programa se realiza a través de la ley de modernización técnica de Polonia. La decisión subraya cómo las tensiones geopolíticas se han convertido en el principal motor de inversión en Europa, beneficiando a las empresas del sector de defensa. Para Polonia, la inversión se justifica como un costo de seguro para la seguridad nacional, fundamental para mantener la estabilidad económica en una región de alto riesgo.



