La Secretaría de Economía (SE) de México ha estimado un potencial de inversión en el sector vivienda que asciende a $4.2 billones de pesos. Esta cifra masiva es la que se requiere para cerrar la brecha habitacional histórica del país y, de manera crítica, para satisfacer la demanda urgente de nuevas unidades generada por el fenómeno del nearshoring.
El sector de la vivienda es un pilar de la economía mexicana, aportando aproximadamente el 5.4% del Producto Interno Bruto (PIB). Si la inversión se activa a esta escala, podría generar un motor de crecimiento significativo para el PIB. Sin embargo, los expertos advierten que la actual falta de oferta de vivienda de interés social en los corredores industriales del Norte y el Bajío se ha convertido en una contradicción y un riesgo para el éxito del nearshoring.
Críticamente, el nearshoring ha provocado un encarecimiento de la vivienda en zonas clave. El precio del metro cuadrado en ciudades como Monterrey y Tijuana se ha disparado, al igual que los precios de renta, lo que afecta directamente el poder adquisitivo de los trabajadores que se mudan a estas zonas. Los desarrolladores han optado por enfocarse en la vivienda media y residencial, ya que ofrecen mayores márgenes de ganancia, dejando un déficit en el segmento de interés social.
Para que se materialice la inversión de $4.2 billones, el gobierno debe revisar y ajustar las reglas de operación para incentivar a los desarrolladores a construir viviendas asequibles cerca de los nuevos hubs industriales. Sin una solución habitacional accesible, la llegada de Inversión Extranjera Directa (IED) y la creación de empleo derivadas del nearshoring enfrentan un cuello de botella social y económico que limita el potencial de crecimiento.