Nueva variante de gripe H3N2 dispara hospitalizaciones en Europa y enciende alertas para América Latina

La variante K de la gripe H3N2 provoca récord de casos y hospitalizaciones en Europa, con regreso del cubrebocas y llamados a reforzar la vacunación.

Europa atraviesa una temporada invernal marcada por un brote inusual de gripe H3N2, asociado a la variante K de la influenza A, que está generando cifras récord de contagios y hospitalizaciones. El incremento de casos se adelantó a lo habitual y ha puesto bajo presión a los sistemas sanitarios, que han reactivado medidas de prevención y refuerzo asistencial.

De acuerdo con la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido, solo en Inglaterra se prevé la hospitalización de hasta 8,000 pacientes por gripe en una semana, un nivel no visto desde 2010. En España, la incidencia de casos es diez veces mayor que en el mismo periodo del año anterior, mientras que Alemania, Canadá, Reino Unido, Francia e Italia han desplegado operativos especiales para evitar el colapso hospitalario. El brote se complica por la circulación simultánea de otros virus respiratorios, como el virus sincicial respiratorio (VSR) y el SARS-CoV-2, lo que vuelve más difícil el diagnóstico diferencial y la atención oportuna.

La variante K de H3N2 ha sido identificada como la principal responsable de esta ola de contagios. Especialistas señalan que presenta mutaciones que le permiten evadir parcialmente la inmunidad generada por infecciones previas o por la vacunación. La médica del NHS Nisa Aslam explica que estos cambios genéticos facilitan una propagación acelerada y un mayor número de personas infectadas, mientras que el virólogo Ed Hutchinson recuerda que el H3N2 es menos frecuente que otros subtipos, lo que implica menor inmunidad poblacional y mayor margen de transmisión. La patóloga pediatra Marta Cohen subraya que el brote actual en el Reino Unido es 56 % más alto que el del año anterior, con alrededor de 2,000 pacientes internados y una proyección de hasta 8,000 hospitalizaciones en los próximos días.

Los síntomas descritos para esta variante incluyen fiebre alta de inicio súbito, tos seca, dolor de garganta, dolores musculares intensos, fatiga extrema y, en algunos casos, molestias gastrointestinales como diarrea o dolor abdominal. El cansancio y el dolor muscular se reportan como particularmente marcados en esta temporada. Los grupos de mayor riesgo son adultos mayores, niños pequeños, personas inmunodeprimidas y mujeres embarazadas, así como quienes padecen enfermedades cardiacas, pulmonares, renales, hepáticas o trastornos metabólicos y de la sangre. En los niños, el curso suele ser leve, pero su papel en la transmisión es relevante; en adultos, la enfermedad tiende a ser más severa.

El impacto en los sistemas sanitarios se observa en salas de urgencias saturadas y en el regreso del uso obligatorio de mascarillas en diversos centros de salud europeos. Algunas escuelas han reforzado la higiene de manos, la ventilación de aulas, el uso de cubrebocas en caso de síntomas e incluso han limitado la asistencia presencial en momentos de mayor transmisión. Aeropuertos de distintos países se mantienen en alerta, dado que la variante se ha reportado principalmente en Reino Unido, Japón, Estados Unidos, Canadá y España, en plena temporada de altos flujos de viaje.

Frente a este escenario, la vacunación antigripal continúa siendo la principal herramienta de prevención. Aunque la vacuna de esta temporada no coincide plenamente con las mutaciones recientes de la variante K y ofrece menor protección frente al contagio, expertos señalan que mantiene una defensa significativa contra las formas graves, con una eficacia estimada cercana al 65 % para prevenir cuadros severos. Las autoridades recomiendan priorizar la inmunización en mayores de 50 años, personas con enfermedades crónicas e inmunodeprimidos, aunque las coberturas siguen siendo dispares: en el Reino Unido, alcanza alrededor del 70.9 % en mayores de 65 años y cae al 35 % en grupos de menor edad.

Las medidas de protección individual no difieren de otras temporadas de influenza, pero cobran mayor relevancia en el contexto actual: lavado frecuente de manos, evitar reuniones en espacios cerrados mal ventilados, uso de mascarilla ante la presencia de síntomas, cubrirse al toser o estornudar, desinfectar superficies de contacto frecuente y quedarse en casa hasta la recuperación para reducir la transmisión. El tratamiento se basa en reposo, hidratación, analgésicos para aliviar síntomas y antivirales en pacientes de alto riesgo, según criterio médico.

De cara a los próximos meses, especialistas advierten que la variante K de H3N2 probablemente llegará al hemisferio sur, incluida América Latina, durante el otoño austral. Por ello recomiendan planificar la vacunación hacia marzo y, en caso de viajes a Europa, inmunizarse al menos dos semanas antes. Más que generar alarma, las autoridades insisten en mantener la calma, seguir las recomendaciones sanitarias y proteger especialmente a la población vulnerable, en un invierno que vuelve a poner a prueba la capacidad de los sistemas de salud frente a los virus respiratorios.

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