Claudia Sheinbaum Pardo, la candidata presidencial de la coalición Sigamos Haciendo Historia, ha decidido cancelar su visita prevista a Apatzingán, uno de los municipios más afectados por la violencia en Michoacán y epicentro de la lucha entre múltiples cárteles de la droga. Esta decisión fue confirmada por la dirigencia estatal de Morena, liderada por Juan Carlos Celis Silva, quienes informaron que Sheinbaum Pardo optó por visitar Chilchota en lugar de Apatzingán. La agenda de la candidata incluye una gira de tres días por Michoacán, comenzando el primero de mayo en Lázaro Cárdenas, para luego dirigirse a Uruapan, Chilchota, Zamora y finalmente Sahuayo.
Aunque ni el equipo de Sheinbaum Pardo ni la dirigencia estatal de Morena han proporcionado una explicación oficial sobre este cambio en la agenda, existe la posibilidad de que esté relacionado con preocupaciones de seguridad. Michoacán ha experimentado un aumento significativo de la violencia, con 580 homicidios violentos en los primeros 120 días del año, todos vinculados a la lucha entre al menos 14 organizaciones narcotraficantes en diferentes regiones del estado.
En particular, el municipio de Apatzingán ha sido escenario de un número alarmante de ejecuciones, con 28 personas asesinadas solo en el mes de abril, incluidos taxistas y trabajadores. En esta zona operan varios grupos delictivos, como Los Caballeros Templarios, Cártel de Acahuato, CJNG, Los Blancos de Troya y Los Viagras, estos dos últimos pertenecientes al conglomerado conocido como Cárteles Unidos.
La situación de inseguridad en Apatzingán ha llevado a que los empleados de al menos 18 gasolineras suspendan el servicio nocturno debido a amenazas de muerte y extorsiones. Ante este contexto, se ha visto un despliegue de agentes del Ejército, la Guardia Nacional y la Guardia Civil para proteger estas instalaciones y evitar compras de pánico.
Esta no es la primera vez que la violencia en Apatzingán afecta a los sectores económicos locales. En julio de 2023, los empresarios limoneros denunciaron que los cárteles de la droga les cobraban tarifas por cada kilogramo de limones que producían, lo que dificulta su comercio dentro y fuera de Michoacán.
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