George Santayana, filósofo nacido en Madrid en 1863 y criado en Boston, dejó una huella profunda en la historia del pensamiento con su famosa frase: «Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo.» Con una vida marcada por la austeridad y la reflexión, vivió sus últimos años en un hospital en Roma, apartado de cualquier lujo, concentrado en los libros que lo acompañaban.
A pesar de ser reconocido como una figura clave en la filosofía clásica estadounidense, Santayana mantuvo una visión más cercana al platonismo, rechazando las corrientes pragmáticas predominantes de su tiempo. Con una vida intelectual que abarcaba desde la filosofía hasta la espiritualidad, siempre evitó someterse a dogmas religiosos, optando por un enfoque más libre y personal de la trascendencia.
La famosa frase de Santayana, que aparece en su obra The Life of Reason, no es simplemente una advertencia sobre los errores políticos o sociales. Para él, la memoria era esencial para el desarrollo de una vida racional y armoniosa. Según el profesor Martin Coleman, Santayana sostenía que la estabilidad y el progreso de la humanidad dependen de la capacidad de retener y aprender de las experiencias, ya que, sin memoria, estaríamos condenados a repetir acciones sin sentido.
El uso frecuente de esta frase en contextos políticos simplifica su verdadero alcance. Santayana hablaba del desarrollo de la conciencia humana a lo largo del tiempo y la importancia de recordar los triunfos de la razón para evitar caer en los mismos errores.