Jorge Molina Larrondo
Consultor en políticas públicas y comercio internacional, con más de 25 años de experiencia y participación en negociaciones comerciales.
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Podríamos afirmar que el punto de inflexión del debate del martes fue cuando la vicepresidenta Harris dijo que los actos de campaña del partido republicano son largos y tediosos, lo que hace que muchos de los asistentes se marchen antes de que terminen. El comentario no sólo irritó el ego de Donald Trump, sino que la molestia que le causó hizo que a partir de ese momento cambiara su semblante, hablara mucho más rápido y de manera atropellada y, sobre todo, que perdiera la concentración, dejando de enfocarse en destacar su plataforma política para recurrir a ataques personales, a hablar de asuntos irrelevantes y citar información que no es correcta, lo que hizo que los moderadores lo corrigieran en varias ocasiones.
De acuerdo con información preliminar del New York Times y de CNN, el 63% de los encuestados consideró que Kamala ganó el debate y el 37% que Trump fue el vencedor. En el debate del 27 de junio entre Biden y Trump, las cifras fueron al revés, con un 63% que consideró que Trump ganó entonces. Este debate sirvió para afirmar el apoyo que Kamala ha logrado desde que Biden renunció a la candidatura, el 21 de julio, pero de ninguna manera se puede considerar que toma la delantera en la campaña.
A nivel nacional, ambos candidatos se encuentran en un empate técnico, teniendo Trump una ventaja de dos puntos, 48% contra 46%, entre quienes han dicho que tienen la intención de votar el 5 de noviembre. Sin embargo, otras mediciones indican que alrededor del 19% del electorado se encuentra aún indeciso a 55 días de la elección. Estos votantes consideran que la plataforma republicana que Trump viene promoviendo desde hace más de un año, no los convence, mientras que no conocen lo suficiente de la plataforma demócrata, por lo que si Kamala aspira a ganar la presidencia tiene que darse a conocer mucho mejor, sobre todo en los siete estados bisagra que determinarán al ganador.
El desempeño de la vicepresidenta en el debate del martes ayudó a posicionarla como una persona que puede tratar con el líder de cualquier país y defender los intereses de Estados Unidos, sobre todo entre los afroamericanos que dudan de su capacidad. Sin embargo, Trump sigue siendo considerado como el candidato que sería más capaz de manejar la economía, con una preferencia del 55%. Kamala y el gobernador Walz deberían de enfocarse ahora en explicar más en detalle lo que han denominado la “economía de la oportunidad” – tanto sus componentes como su financiamiento – que se ha vuelto uno de los elementos claves de su campaña, junto con la defensa de los derechos reproductivos de la mujer. Kamala ha logrado diferenciar su campaña de la de Trump y ahora necesita definir su postura en muchos temas.
Harris ha explicado en varios actos de campaña las consecuencias inflacionarias del plan de Trump de implementar un aumento a los aranceles de todos los productos que importa Estados Unidos. Trump propone un arancel del 10% a todas las importaciones para compensar por la caída en los ingresos fiscales, derivada de la propuesta de generar diversas exenciones fiscales para las empresas más grandes, en tanto que el congreso trata de mantener un equilibrio fiscal. En este caso, los votantes mejor educados, aquellos que terminaron la universidad, es el segmento que le ofrece mayores oportunidades, pues los votantes de clase media-baja y baja apoyan en su mayoría a Trump y parece no importarles las consecuencias de sus políticas públicas.
Sabemos que para Trump, México es el origen de muchos de los problemas que afectan a la sociedad estadounidense, por lo que en caso de que gane esperaríamos una política dura de su parte. Kamala no ha expresado públicamente su postura respecto a nuestro país, aunque existe una sincera preocupación por la influencia que tenga López Obrador sobre la presidenta electa. Harris sabe que, a diferencia de Biden, tiene que dar mucho mayor atención a los temas fronterizos y designar a un equipo capaz para replantear la relación con México en otros términos a los actuales.
Viene ahora el debate entre los candidatos a la vicepresidencia, anunciado para el 1 de octubre en Nueva York. Además, poco después de que terminara el debate del martes, el equipo de campaña de Kamala propuso un segundo debate. Fox, la cadena preferida de Trump, se ofreció a organizar el evento en la segunda o tercera semana de octubre, cuando estarán iniciando las votaciones tempranas en varios estados, sugiriendo el 9 en Arizona, el 15 en Georgia o el 16 en Carolina del Norte.