Una encuesta realizada por BofA a gestores de fondos mostró que el optimismo entre los inversores globales mejoró en septiembre, rompiendo una tendencia negativa que venía desde junio. Este cambio positivo está ligado a las expectativas de un aterrizaje suave en la economía estadounidense y a la posibilidad de que la Reserva Federal recorte las tasas de interés en el futuro cercano. Como resultado, las asignaciones de efectivo cayeron al 4.2%, y los inversores realizaron un movimiento hacia activos sensibles a los bonos, especialmente en el sector de servicios públicos, que alcanzó su nivel más alto desde 2008.
La exposición a las materias primas, en cambio, tocó su punto más bajo en siete años, lo que refleja un cambio en las prioridades de inversión. BofA describió a los inversores como «alcistas nerviosos», destacando la combinación de optimismo con precaución ante las condiciones económicas globales.
El 52% de los gestores de fondos encuestados no prevé una recesión en Estados Unidos en los próximos 18 meses, pese a las preocupaciones por la ralentización del mercado laboral y el deterioro de algunos indicadores económicos. Además, seis de cada diez encuestados consideran que las tasas actuales son demasiado restrictivas, el nivel más alto en 16 años, lo que refuerza las expectativas de un recorte significativo en la próxima reunión de la Fed.