El presidente ruso Vladimir Putin aprobó modificaciones en la doctrina nuclear de su país, ajustándola al contexto actual de tensiones internacionales. Las nuevas directrices consideran como un ataque conjunto contra Rusia cualquier agresión de un Estado no nuclear respaldado por otro que posea armas atómicas, lo que refuerza su postura frente a alianzas como la OTAN.
Estos cambios coinciden con la decisión del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, de autorizar a Ucrania el uso de misiles de largo alcance ATACMS contra territorio ruso, acción que Rusia ha calificado como una implicación directa de Washington en el conflicto. Según el Kremlin, estas medidas buscan garantizar la defensa de su soberanía y la de sus aliados, como Bielorrusia, frente a amenazas críticas.
La nueva doctrina amplía los criterios para una respuesta nuclear, contemplando ataques con misiles convencionales, drones o aviones. Moscú también interpreta cualquier agresión de un miembro de una alianza como un acto conjunto, señalando implícitamente a la OTAN. Esto, según el portavoz Dimitri Peskov, responde a la «situación actual».
Pese a la creciente tensión, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, destacó en la cumbre del G20 en Río de Janeiro que Rusia aboga por evitar una guerra nuclear. Sin embargo, el Ministerio de Defensa ruso confirmó que misiles de largo alcance estadounidenses ya fueron utilizados por Ucrania en un ataque reciente en la región de Bryansk, intensificando el conflicto y manteniendo la atención mundial sobre las implicaciones de estas decisiones estratégicas.