México, principal exportador a Estados Unidos en 2023, enfrenta un desafío significativo tras las declaraciones del presidente electo Donald Trump, quien ha propuesto un arancel del 25% para productos mexicanos y canadienses, además de un 10% para los chinos. Esta medida, según Trump, busca presionar a ambos países para que combatan la migración indocumentada y el tráfico de fentanilo.
De concretarse, sectores como la manufactura automotriz y electrónica serían los más golpeados, representando el 46% de las exportaciones totales hacia Estados Unidos, con un valor aproximado de 200 mil millones de dólares. Otras industrias, como la alimentaria y la de bebidas alcohólicas, también están en riesgo; frutas, vegetales, cerveza y tequila suman cifras millonarias en comercio bilateral.
El secretario de Economía mexicano, Marcelo Ebrard, advirtió que los aranceles perjudicarían principalmente a empresas estadounidenses con operaciones en México, como Ford, General Motors y Stellantis. Según Ebrard, esta decisión sería un “tiro al pie” para Estados Unidos, dado que gran parte de estas exportaciones provienen de corporaciones norteamericanas instaladas en territorio mexicano.
Por su parte, la presidenta Claudia Sheinbaum abogó por fortalecer la colaboración regional en lugar de entrar en una guerra de aranceles. “Podemos dividirnos con tarifas o construir juntos una región competitiva y preparada para el futuro”, señaló, subrayando la importancia de la cooperación frente a los retos comunes.
En un intento por mitigar tensiones, Sheinbaum mantuvo una conversación con Trump, destacando los esfuerzos de México en temas de migración y seguridad, además de su compromiso con la soberanía nacional. El diálogo se enmarca en un panorama incierto, donde las negociaciones serán clave para evitar un impacto económico mayor.