México se posiciona como uno de los países con la tasa real más alta en América Latina, solo detrás de Brasil. Esto, a pesar de que el país mantiene un ciclo de flexibilización monetaria, lo que indica que sigue adoptando una postura restrictiva en comparación con otros países de la región.
La tasa real ex ante que ofrece México es del 5.71%, lo que se calcula a partir de la tasa nominal de 9.50% y las expectativas de inflación a 12 meses, que se sitúan en 3.91%. Este porcentaje coloca a México como una de las economías con mayores rendimientos reales, solo por debajo de Brasil, que ofrece una tasa de 8.03%.
A diferencia de México, Brasil ha tenido que dar un giro en su política monetaria, deteniendo su ciclo de flexibilización y comenzando un ciclo de alzas. El Banco Central de Brasil incrementó su tasa nominal a 13.25% después de varias alzas consecutivas, debido a la preocupación por las expectativas de inflación desancladas y un aumento en el gasto fiscal que afectó la sostenibilidad de la deuda pública.
Por su parte, el Banco de México (Banxico) ha sido más cauteloso, optando por recortar su tasa en 175 puntos básicos desde marzo del 2024. A través de seis movimientos en 10 meses, Banxico redujo su tasa de 11.25% a 9.50%, buscando calibrar la restricción necesaria para una inflación que ya muestra señales de desaceleración.
Pamela Díaz Loubet, economista de BNP Paribas, destacó que el Banco de México ha logrado llevar la tasa a un nivel restrictivo, lo que le otorga un amplio margen para seguir ajustándola hacia abajo. Sin embargo, alertó sobre la importancia de la comunicación de Banxico para evitar un impacto negativo en los flujos de capital si la reducción no es bien gestionada.
En cuanto a Brasil, el economista Marco Oviedo explicó que el Banco Central brasileño tuvo que aumentar la tasa nuevamente para controlar las expectativas de inflación, que se desanclaron debido a un mayor gasto fiscal y el deterioro de la moneda local. Esto obligó a Brasil a frenar su ciclo de flexibilización y comenzar un nuevo ciclo de alzas en septiembre de 2024.
Este contexto demuestra cómo los bancos centrales de la región están ajustando sus políticas monetarias en respuesta a los cambios en las expectativas inflacionarias y los retos económicos particulares de cada país.
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