Donald Trump ha vuelto a aplicar aranceles del 25% al acero y aluminio importado, en un intento por frenar la ventaja que México y Canadá han logrado en la industria automotriz. Esta medida busca fortalecer la producción en Estados Unidos, pero podría afectar inversiones multimillonarias en el sector siderúrgico mexicano.
La imposición de estos aranceles responde a la preocupación del gobierno estadounidense por el supuesto ingreso de acero chino a través de México y Canadá. La Casa Blanca argumentó que las exenciones comerciales permitieron «lagunas legales» que beneficiaron a China, afectando a la industria estadounidense.
En México, la industria del acero ha atraído más de 5,610 millones de dólares en inversiones entre 2023 y 2025, impulsada por la demanda del sector automotriz, que consume hasta el 25% del acero total en Norteamérica. Empresas como Ternium, que invirtió 3,200 millones de dólares en Nuevo León, consideraron instalarse en Texas, pero optaron por México debido a condiciones más favorables.
La Secretaría de Economía reveló que hay en proceso una cartera de 8,000 millones de dólares en inversiones siderúrgicas. Sin embargo, el nuevo arancel podría hacer que empresas reconsideren sus estrategias, afectando la competitividad de las exportaciones mexicanas a Estados Unidos.
Mientras Trump defiende su decisión alegando que los aranceles generarán empleos y mejores salarios en la industria metalúrgica estadounidense, expertos advierten que la medida podría encarecer los autos en EE.UU. debido a un aumento en el costo del acero, afectando la competitividad del sector. México enfrenta un desafío importante y deberá reforzar la supervisión para evitar represalias comerciales.