Orígenes y Pioneros
México ha tenido una relación histórica con el cardenalato que se remonta a la época de la Cristiada. El primer cardenal mexicano «no estrenado» fue Juan Cayetano Portugal y Solís, obispo de Michoacán, quien fue designado por el Papa Pío IX, pero falleció antes de recibir el capelo. Su historia marca la pena de haber sido el primer cardenal mexicano que nunca llegó a ejercer su cargo.
Sin embargo, el primer cardenal que efectivamente ostentó la púrpura fue José Garibi Rivera, arzobispo de Guadalajara, nombrado en 1958 por San Juan XXIII. Su ascenso al cardenalato fue una victoria no solo para él, sino para la Iglesia mexicana, que enfrentaba tiempos difíciles de persecución religiosa. Garibi fue un colaborador cercano de Monseñor Francisco Orozco y Jiménez, quien sufrió persecuciones durante la Cristiada. Si bien no se le otorgó el cardenalato en su momento, su sucesor Garibi lo recibiría como un honor para su comunidad. Este hecho es significativo, ya que resalta el sacrificio de figuras como Orozco, que fueron fundamentales para la Iglesia mexicana durante esos tiempos de tensión.
Auge Juan Pablo II y Primeras Tensiones
Durante el papado de Juan Pablo II, varios mexicanos fueron elevados al cardenalato, como Ernesto Corripio Ahumada, quien fue designado en 1979. Corripio fue parte del proceso de modernización que vivió la Iglesia en México, y su trabajo en la reorganización pastoral fue vital para la actualización de la doctrina y la estructura eclesiástica. Sin embargo, no todo fue armonía, ya que en 1993 la Iglesia mexicana sufrió el asesinato de Juan Jesús Posadas Ocampo, cardenal de Guadalajara. Su muerte, ocurrida en circunstancias confusas, dejó una huella imborrable en la comunidad católica y generó muchas teorías sobre la implicación de actores políticos y criminales.
El Siglo XXI: Controversias y Aciertos
En la actualidad, la Iglesia en México sigue siendo influenciada por figuras claves como Carlos Aguiar Retes, actual arzobispo primado de México, y José Francisco Robles Ortega*, arzobispo de Guadalajara. Ambos fueron elevados al cardenalato por *Francisco en 2018 y 2019 respectivamente. Sin embargo, Aguiar Retes ha sido protagonista de controversias. Durante su mandato, se le ha cuestionado por su manejo del tema de la pederastia en la Iglesia mexicana, particularmente cuando calificó de «caso cerrado» los 15 casos de abuso sexual mencionados por su predecesor, Norberto Rivera Aguiar ha sido acusado de intentar evadir responsabilidades en la protección de los abusadores, a pesar de las demandas sociales para mayor transparencia.
Además, Aguiar fue criticado durante la visita del Papa Benedicto XVI en 2012, cuando siendo presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), no facilitó una reunión entre las víctimas de abuso y el pontífice. En lugar de mostrar empatía con las víctimas, Aguiar justificó la ausencia de un encuentro diciendo que las víctimas no se habían presentado formalmente para solicitarlo, lo que fue considerado una excusa insostenible y poco compasiva.
La Iglesia mexicana, a través de sus cardenales, ha dejado una huella profunda en la cultura y la política del país. Sin embargo, los casos de abuso sexual y encubrimiento siguen siendo un tema delicado que ha empañado la imagen de algunos de estos purpurados. Los escándalos recientes y las dudas sobre la transparencia de la Iglesia en temas tan sensibles subrayan la necesidad de una reflexión interna y de una mayor apertura para sanar las heridas del pasado.
