La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó el jueves un proyecto de ley impulsado por los republicanos que cambiaría el nombre del Golfo de México por el de «Golfo de América». La medida, respaldada por la congresista Marjorie Taylor Greene, busca formalizar una orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump en enero, que ya había renombrado la zona en documentos oficiales estadounidenses.
El proyecto estipula que todas las agencias federales de EE. UU. deberán actualizar sus mapas, leyes y documentos para reflejar el nuevo nombre en un plazo de 180 días. Sin embargo, la decisión ha generado controversia a nivel internacional.México, que comparte el golfo con EE. UU. y Cuba, ha expresado su firme rechazo al cambio, argumentando que la denominación histórica está respaldada por tratados internacionales y no puede ser modificada unilateralmente por otro país.
La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, envió cartas a Google y otras plataformas digitales solicitando que se mantenga el nombre tradicional en sus mapas, especialmente en las versiones utilizadas en México. En respuesta, Google indicó que había actualizado sus mapas siguiendo las fuentes oficiales del gobierno de EE. UU., pero aseguró que los usuarios en México seguirían viendo el nombre original.
Este cambio de nombre también ha tenido repercusiones en los medios de comunicación. La agencia de noticias The Associated Press fue vetada indefinidamente por la Casa Blanca por continuar utilizando «Golfo de México» en sus reportes, lo que ha generado un debate sobre la libertad de prensa y la censura en EE. UU.
El futuro de este proyecto de ley es incierto, ya que aún debe ser aprobado por el Senado. Mientras tanto, la disputa sobre el nombre del golfo continúa siendo un punto de tensión entre EE. UU. y México, poniendo en evidencia las complejidades de la soberanía territorial y la influencia de las decisiones políticas en el ámbito internacional.