México ha registrado un crecimiento notable en sus exportaciones de medicamentos hacia Estados Unidos, prácticamente duplicando el valor comercial entre 2019 y 2024. Según datos oficiales, las ventas pasaron de 1,359 millones de dólares a más de 2,600 millones, colocándose como el octavo proveedor farmacéutico más importante para el mercado estadounidense.
Este aumento se explica por varios factores: la expansión de la capacidad productiva nacional, una mayor integración en las cadenas de suministro norteamericanas y los beneficios del T-MEC, que han permitido a empresas instaladas en México –tanto nacionales como multinacionales– posicionarse como aliadas estratégicas en el abasto de medicamentos genéricos y especializados.
Sin embargo, este avance comercial ocurre en un contexto de creciente tensión. La posible imposición de aranceles por parte del expresidente Donald Trump, de regresar a la Casa Blanca, podría afectar directamente al sector farmacéutico mexicano, que hoy representa casi el 5 % del total de exportaciones manufactureras del país.
Expertos señalan que, de concretarse las amenazas arancelarias, se pondría en riesgo no solo el dinamismo del comercio bilateral en este rubro, sino también la estabilidad de la industria mexicana y el acceso a medicamentos asequibles en EE. UU. Ante ello, autoridades mexicanas ya analizan estrategias para defender su posición en el mercado internacional, incluyendo posibles negociaciones específicas dentro del marco del T-MEC.