En una noche cargada de nostalgia, emoción y esperanza, Manny Pacquiao volvió a subir al ring del MGM Grand de Las Vegas, su “segundo hogar”, para enfrentar al campeón welter del CMB, Mario Barrios. Con 46 años y casi cuatro de inactividad, la leyenda filipina demostró que aún conserva reflejos, experiencia y temple, aunque el tiempo le haya robado parte de su velocidad característica.
Durante los primeros nueve asaltos, Pacquiao llevó la iniciativa y se mantuvo por delante en las tarjetas, impulsado por más de 13 mil espectadores que ovacionaron cada uno de sus ataques. Sin embargo, Barrios despertó en el último tercio del combate, dominando los asaltos 10, 11 y 12 con agresividad renovada.
El resultado final fue un empate mayoritario: dos jueces marcaron 114-114, mientras que uno dio 115-113 a favor de Barrios. Para analistas como Fernando Barbosa de ESPN KnockOut, el filipino merecía una ligera ventaja, aunque el veredicto permitió a Barrios conservar su título y a Pacquiao mantenerse competitivo en el más alto nivel.
Más allá del resultado, la pelea plantea una pregunta inevitable: ¿hasta cuándo puede sostenerse la leyenda? Pacquiao insinuó estar dispuesto a seguir, motivado por una bolsa que podría alcanzar los 20 millones de dólares y por la fe que siempre ha guiado su carrera.
El empate ofrece margen para pensar en una revancha, aunque el futuro pondrá a prueba si la fuerza de la leyenda basta para seguir compitiendo en un deporte donde el tiempo no perdona.