Un estudio reciente ha revelado que la carga fiscal sobre los residentes de Puerto Rico es más alta que la de cualquier estado de Estados Unidos. Según una investigación del economista Edwin Ríos y el investigador Ángel Carrión Tavárez, los puertorriqueños pagan un promedio de 26 centavos en impuestos por cada dólar de actividad económica, una cifra que supera a todos los 50 estados de la unión.
El análisis subraya que, a pesar de que los puertorriqueños están exentos de ciertos impuestos federales, están sujetos a una variedad de tributos que, en conjunto, resultan en una presión fiscal considerablemente mayor. Este hallazgo es crucial para entender los desafíos económicos de la isla, que ha luchado durante años con una recesión, un alto desempleo y una masiva migración de su población a la parte continental de Estados Unidos.
La alta carga tributaria se percibe como un freno al crecimiento económico, ya que desincentiva la inversión y el consumo local. Además, crea una poderosa motivación para que los profesionales y empresarios busquen oportunidades en lugares con una presión fiscal menor.
La situación plantea un dilema fundamental para los responsables de la política fiscal de Puerto Rico. Deben encontrar un equilibrio entre la necesidad de recaudar fondos para financiar los servicios públicos y el riesgo de imponer una carga fiscal tan alta que asfixie la actividad económica y fomente la emigración.