Coyuntura económica y algo más
Un plan sin crecimiento es solo un folleto caro de buenas intenciones…
Macraf
Se cumple un año de que la corcholata mayor llegó a Palacio Nacional, y si alguien buscara evaluar sus resultados con el Plan Nacional de Desarrollo 2025–2030 en la mano, tendría que reconocer algo: nadie lo conoce, nadie lo cita y ni la propia moradora de Palacio parece tener idea de lo que contiene. Lo más irónico es que ese documento lo elaboró su propio gobierno, es decir, es “su plan”… pero no lo usa, no lo considera y ni siquiera lo explica al país. En la práctica, gobierna sin brújula.
Y en lugar de marcar distancia, ha optado por seguir la fórmula del tabasqueño: culpar al pasado de todos los males y, de paso, engrandecer al ídolo macuspano. Un estilo que no solo la empequeñece como lideresa, sino que la ata a un guion ajeno, incapaz de construir identidad propia.
El plan habla de prosperidad compartida, de humanismo mexicano y de poner primero a los pobres, pero al revisar los datos duros de la economía mexicana vemos justo lo contrario. Las expectativas de crecimiento, según la encuesta de Citi, apenas alcanzan 0.5% para 2025, con estimaciones que incluso apuntan a números negativos. El Banco de México confirma este escenario de estancamiento, con inflación cercana al 4% y una inversión que simplemente no despega. Y si revisamos el IGAE, la caída de -0.9% en julio y de -1.2% anual deja claro que no hay dinamismo, ni mucho menos desarrollo.
En el papel, el Plan Nacional de Desarrollo promete aumentar el salario mínimo hasta alcanzar el equivalente a 2.5 canastas básicas, reducir la jornada laboral a 40 horas y construir 1 millón de viviendas. También sueña con 100 parques industriales para aprovechar el nearshoring. En la realidad, lo único que ha aumentado son las transferencias de programas sociales, mientras la inversión extranjera directa se estanca en reinversión y las nuevas inversiones no llegan. De parques industriales no hay más que maquetas.
El plan asegura que México será una “potencia tecnológica”, con 300 mil nuevos espacios universitarios y proyectos de innovación. La realidad es que la inversión en ciencia y tecnología sigue en mínimos históricos, mientras los recursos se destinan a trenes de pasajeros que apenas avanzan, refinerías que no refinan y aerolíneas estatales que pierden dinero.
En julio presumieron la creación de 1 millón 266 mil empleos, pero la hazaña fue más de escritorio que de economía: un programa piloto que contabilizó a repartidores de aplicaciones como “nuevos trabajadores”. En agosto llegó la resaca: el propio IMSS aceptó que el saldo real del año es de apenas 216 mil empleos, cuando el país debería estar cerca de 800 mil. Lo que vendieron como un triunfo laboral terminó siendo un simple maquillaje estadístico.
El Plan Nacional de Desarrollo promete justicia social, salud y seguridad. El presupuesto 2026, en cambio, asigna menos del 2% del PIB a seguridad y apenas 2.6% a salud, mientras el costo financiero de la deuda supera 1.6 billones de pesos, más que todo el gasto en cualquiera de esos rubros. El plan habla de sustentabilidad y de proyectos verdes, pero Pemex y la CFE siguen siendo ídolos de barro: se les inyecta dinero sin exigir eficiencia.
Al final, el problema no es que exista un plan lleno de promesas imposibles, sino que la propia presidenta lo ignore. Ella misma elaboró el PND 2025–2030 y ni lo utiliza ni lo defiende. En su primer año de gestión queda claro que gobierna con la sombra del morador de Palenque: los mismos discursos de división, las mismas excusas y la misma improvisación disfrazada de transformación.
El plan debería ser un mapa hacia el desarrollo; en cambio, se parece más a un álbum de ilusiones. Porque sin inversión, sin crecimiento y con una deuda que no deja de crecer, todo lo que prometen se queda en el aire.
Así, así los tiempos estelares del segundo piso, de la transformación de cuarta.
✒️ El apunte incómodo | Entre leones y traiciones
Adán Augusto López se ha convertido en el protagonista de la telenovela de claroscuros de la T de cuarta. Ahora señalado por recibir más de 70 millones de pesos no declarados, en su conferencia de prensa prefirió no desmentir del todo, dejando entrever dos cosas. Primero, que sí hay un evidente conflicto de interés y que esos recursos podrían ser pagos de favores políticos; ojo, no sería el único: bastaría voltear a otras figuras del movimiento para encontrar historias similares.
Segundo, que desde Palenque parece haberse decidido su sacrificio político. Su “hermano” lo arrojó a los leones y de paso le dio a Claudia la posibilidad de tomar aire, aunque fuera a costa de ahogar a quien fue uno de los más influyentes del grupo. Porque ni entre ellos hay lealtades, ni entre ellos hay honor. Algo que sorprende a pocos: después de todo, ¿cuándo entre ladrones ha existido honor?