La SICT aseguró que la reducción de vuelos en el AICM, el traslado de operaciones de carga al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y otras decisiones operativas forman parte de una estrategia integral destinada a mejorar la seguridad operacional, la eficiencia del sistema aeroportuario y la experiencia de los usuarios.
Entre los argumentos presentados por la dependencia destacan los resultados preliminares:
- Una disminución del 22 % en la ocupación de pista del AICM.
- Reducción del tiempo de espera en migración de 45 a 8 minutos.
- Aumento del número de aerolíneas de carga en el AIFA de 18 a 47, con más de 843 000 toneladas transportadas entre febrero de 2023 y julio de 2025.
Sin embargo, desde una mirada crítica, surgen al menos dos cuestionamientos clave:
- Aunque la argumentación técnica es sólida (seguridad, saturación, eficiencia), la percepción del sector aéreo y la contraparte de EE. UU. es que las medidas fueron tomadas de forma unilateral y sin consulta suficiente, lo que genera fricción bilateral.
- La dependencia de estos cambios en la infraestructura —como el AIFA— y la redistribución de operaciones puede generar costos o desventajas competitivas para aerolíneas o rutas internacionales que dependían del AICM. La SICT deberá demostrar que la decisión no solo mejora la seguridad, sino que también preserva o mejora la conectividad y economía aeroportuaria.
En conclusión, la SICT ha adoptado el discurso técnico de priorizar la “seguridad operacional” en el AICM como justificante de cambios profundos, pero el verdadero reto será equilibrar esa prioridad con el mantenimiento de un sistema aéreo competitivo y abierto en México.







