Honda Motor Company suspendió la producción en su planta de Celaya, Guanajuato, tras quedarse sin suministro de semiconductores provenientes de Nexperia, una de las principales fabricantes mundiales de chips. La interrupción, iniciada el 28 de octubre, afecta directamente la línea de ensamble del SUV HR-V, modelo clave para los mercados mexicano y estadounidense, que representan el 40 % de las ventas globales de la marca.
La crisis se originó fuera del país. Nexperia enfrenta restricciones de exportación derivadas de la tensión tecnológica entre Estados Unidos y China, y agravadas por la decisión del gobierno neerlandés de intervenir la empresa el pasado 30 de septiembre. El objetivo fue mantener el control europeo sobre una industria estratégica, pero la medida provocó un efecto dominó que paraliza hoy la producción en América Latina.
La planta de Celaya, capaz de fabricar más de 200 000 unidades al año, se convierte así en la primera de Honda en Norteamérica en detener operaciones por completo. Aunque la compañía aseguró que trabaja para mitigar el impacto, no hay fecha para retomar actividades. La pausa llega justo cuando la industria automotriz esperaba una estabilización del abasto de chips tras la crisis de 2021.
Más allá de los problemas logísticos, la incertidumbre golpea también a los trabajadores de Honda México, quienes enfrentan reducciones de turno y posibles afectaciones laborales. Lo que comenzó como una disputa geopolítica entre potencias tecnológicas vuelve a demostrar que una pieza milimétrica puede frenar el motor de toda una región.







