El economista Jeromin Zettelmeyer, director del Peterson Institute for International Economics (PIIE), ha emitido una severa advertencia sobre la dirección de la política económica de Estados Unidos. Zettelmeyer señala que si EE. UU. persiste en un liderazgo coercitivo, utilizando la presión unilateral y las amenazas arancelarias en sus relaciones comerciales, Europa podría verse forzada a unirse al bloque de países no alineados en la escena global.
Esta crítica se basa en el impacto de políticas proteccionistas como la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) de EE. UU., que, si bien están diseñadas para impulsar la manufactura nacional, discriminan sutilmente a los aliados comerciales. El liderazgo coercitivo se manifiesta también en el uso constante de la amenaza de aranceles y sanciones como herramientas de negociación geopolítica.
Desde una perspectiva económica, esta potencial realineación de Europa (la segunda economía más grande del mundo) tendría consecuencias financieras masivas. La fragmentación comercial resultante aumentaría los costos de las cadenas de suministro globales, reduciría la inversión transfronteriza y, lo más crítico, socavaría la eficacia de las políticas multilaterales para abordar desafíos como la deuda global y el cambio climático.
La posición de Europa, que busca activamente la «autonomía estratégica», es crucial. Si Bruselas siente que Washington prioriza consistentemente sus intereses domésticos a costa de los aliados, el incentivo para buscar lazos económicos más profundos con otros bloques (como China) o simplemente optar por la neutralidad aumentará, lo que reconfiguraría el orden económico global en un tripolo de EE. UU., China y el resto.







