La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha intensificado la presión para utilizar los activos rusos congelados en la Unión Europea como la principal fuente de financiación para la reconstrucción de Ucrania. Von der Leyen afirmó que estos activos, que ascienden a más de €210 mil millones ($226 mil millones de dólares), representan el método «más efectivo» para cubrir la enorme brecha de financiación que enfrenta Kiev.
La propuesta se centra en una estrategia de dos pasos con implicaciones financieras y legales críticas. El primer paso es establecer un mecanismo para transferir los beneficios extraordinarios generados por los activos soberanos rusos (principalmente a través de Euroclear, una cámara de compensación belga) a un fondo para Ucrania. El segundo, y más polémico, sería utilizar el capital mismo de estos activos congelados.
Desde una perspectiva crítica, la iniciativa se enfrenta a complejas barreras legales. Varios Estados miembros de la UE, incluyendo Alemania y Francia, han expresado cautela sobre la confiscación total, advirtiendo que podría sentar un precedente peligroso para el derecho internacional y la confianza en el euro como moneda de reserva. Los bancos centrales temen que esta acción pueda llevar a otros países a retirar sus reservas denominadas en euros, socavando la estabilidad financiera del bloque.
El desafío es crucial: la UE debe conciliar la urgencia política de apoyar a Ucrania con la necesidad de mantener la integridad del sistema legal y financiero internacional. La presión por encontrar una solución de financiación permanente se intensifica a medida que los costos de la guerra continúan escalando.







