Los gobiernos de Francia y Alemania, las dos economías más grandes de la Unión Europea, han formalizado la creación de un grupo de trabajo conjunto para acelerar la consecución de la soberanía económica europea. Este movimiento es una respuesta directa y crítica a la creciente fragmentación geopolítica y al aumento de las políticas proteccionistas, especialmente las que emanan de Estados Unidos y China.
El objetivo central del grupo es doble. Primero, identificar y mitigar las dependencias críticas de la UE en cadenas de suministro clave, como las materias primas esenciales y los semiconductores. La pandemia y los conflictos recientes han demostrado la vulnerabilidad de Europa a los choques externos. Segundo, se busca reforzar la base industrial y tecnológica de Europa, impulsando la inversión en sectores estratégicos como la Inteligencia Artificial (IA), las energías renovables y la defensa.
Desde una perspectiva crítica, esta alianza binacional es un intento de superar la lentitud burocrática de Bruselas y alinear las agendas fiscales y de inversión de los dos principales motores del bloque. Alemania ha insistido en la necesidad de un Fondo de Soberanía paneuropeo, mientras que Francia presiona por una política industrial más activa y proteccionista.
La colaboración franco-alemana es fundamental para que Europa se posicione como un tercer polo de poder económico global, capaz de defender sus intereses frente al liderazgo coercitivo de EE. UU. y la competencia asimétrica de China. La efectividad de este grupo de trabajo se medirá por su capacidad para traducir las ambiciones políticas en inversiones concretas que refuercen la competitividad y la resiliencia industrial del continente.







