El Banco de México (Banxico) reportó un superávit de $2.325 millones de dólares en la cuenta corriente durante el tercer trimestre de 2025. Este resultado es significativo, ya que interrumpe una racha de dos trimestres consecutivos con déficit y se compara favorablemente con el déficit de $2.042 millones de dólares registrado en el mismo lapso de 2024. El superávit se ubicó en el 0.5% del Producto Interno Bruto (PIB).
Este flujo positivo se explica principalmente por el aumento en el saldo de las mercancías no petroleras y, en menor medida, por la reducción del déficit en el ingreso primario. Este comportamiento se da a pesar de que la actividad económica global se expandió a un ritmo menor, lo que subraya la resiliencia del sector exportador mexicano y el efecto continuo de la Inversión Extranjera Directa (IED), gran parte de la cual se destina al sector manufacturero y exportador.
Críticamente, el superávit de la cuenta corriente se produce en un entorno de incertidumbre persistente, asociada a las tensiones comerciales con Estados Unidos y la desaceleración del crecimiento del PIB mexicano (que se contrajo 0.2% en el 3T25). Aunque el superávit es una señal de fortaleza externa y contribuye a la estabilidad del peso, los analistas señalan que también se debe a que el ahorro interno es suficiente para financiar la inversión doméstica, un indicador ambiguo en un contexto de bajo crecimiento.
La balanza de pagos también registró un préstamo neto de México al resto del mundo, con una salida de recursos en la cuenta financiera por $3.245 millones de dólares. No obstante, la continua llegada de IED (que financia gran parte del déficit estructural) y la expectativa de una postura menos restrictiva de la Reserva Federal (Fed) contribuyeron a sostener la confianza.



