8 de septiembre de 2025
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OPINIÓN

De Economía y otras cosas

Estar en contra de la iniciativa privada, en general, y de la actividad empresarial, en particular, no solo implica estar en contra de la libertad individual y de la propiedad privada...
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Arturo Damm Arnal

Si algo queda claro es la animadversión de AMLO para con la iniciativa privada, sobre todo en el ámbito de la producción, oferta y venta de bienes y servicios, en el ámbito de la actividad empresarial, del emprendedurismo, de las inversiones directas, del trabajo realizado para satisfacer las necesidades de los demás, que eso, satisfacer las necesidades de los demás, es lo que hace un empresa al producir, ofrecer y vender los bienes y servicios necesarios para la satisfacción de las necesidades. En este sentido el empresario es un benefactor, alguien que hace el bien, lo cual no quiere decir que tenga que hacerlo gratuitamente. No confundamos.

¿Qué supone estar contra la iniciativa privada, en general, y la actividad empresarial, en particular?

Estar contra la iniciativa privada, que es el esfuerzo de cada quien para proveerse a sí mismo de los satisfactores necesarios, es estar a favor de la iniciativa gubernamental, que es el esfuerzo del gobierno para proveer a cada quien de los bienes y servicios que necesita, lo cual hace a la gente dependiente, no de su propio trabajo, sino de las dádivas gubernamentales. La iniciativa privada, consecuencia de la libertad, nos hace libres. La gubernamental, consecuencia de la imposición, nos esclaviza.

Estar contra la iniciativa privada es estar a favor de la esclavitud.

Estar contra la actividad empresarial es estar, en primer lugar, en contra de la libertad individual para producir, ofrecer y vender, para emprender, invertir directamente y trabajar y, en segundo término, es estar contra la propiedad privada sobre los medios de producción necesarios para poder emprender, invertir directamente y trabajar, para poder producir, ofrecer y vender bienes y servicios, para ayudar a satisfacer las necesidades de los demás.

Estar contra la actividad empresarial es estar a favor de la propiedad gubernamental de los medios de producción y, por ello, de la planeación, conducción, coordinación y orientación de las actividades económicas de los particulares, desde la producción hasta el consumo, atentando contra la libertad individual y la propiedad privada.

Estar  contra la actividad empresarial es estar a favor de la esclavitud.

Estar en contra de la iniciativa privada, en general, y de la actividad empresarial, en particular, no solo implica estar en contra de la libertad individual y de la propiedad privada. También implica estar en contra de la responsabilidad personal, que es el resultado del uso de la propiedad privada, consecuencia del ejercicio de la libertad individual.

Allí donde el gobierno suplanta la libertad individual y la propiedad privada por la propiedad gubernamental y la planeación, conducción, coordinación y orientación de las actividades económicas de los particulares el resultado es, no solo una sociedad de esclavos, sino de irresponsables, de personas dependientes, para la satisfacción de sus necesidades, no del trabajo propio sino de las dádivas del gobierno.

Por todo lo anterior debe preocuparnos la animadversión de AMLO por la iniciativa privada, en general, y por la actividad empresarial, en particular. Pero lo más importante, debe ocuparnos su defensa, que es la defensa del derecho a la libertad individual y a la propiedad privada, y de aquello que nos hace verdaderamente humanos: la responsabilidad personal.

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