Arturo Damm Arnal

En abril de 2020 la inflación anual fue 2.15 por ciento. Un año después, en abril pasado, fue 6.08 por ciento. En un año la inflación repuntó 3.93 puntos porcentuales, equivalentes al 182.8 por ciento. En mayo la inflación fue 5.89 por ciento, en junio 5.88, en julio 5.86, un promedio, para los tres meses, de 5.86 por ciento, por arriba de la meta de inflación del Banco de México, que es del tres por ciento, más menos un punto porcentual de margen de error, por lo que la mayor inflación permitida es cuatro y la menor dos.
Al respecto, las dos preguntas que considero más importantes.
1.- ¿Por qué repuntó la inflación?
2.- ¿Es correcto que el Banco de México tenga metas de inflación?
La inflación, entendida como el alza en el Índice de Precios al Consumidor, y por lo tanto sus repuntes, una de dos: o es ocasionada por el banco central, o es permitida por el banco central. Cualquiera que sea la causa del repunte en la inflación el banco central tiene responsabilidad: o lo ocasionó o lo permitió, ocasionando o permitiendo la pérdida en el poder adquisitivo del dinero que, desde el momento en el cual el trabajo se paga con dinero, es también la pérdida en el poder adquisitivo del trabajo, con el impacto que ello tiene sobre el bienestar de las familias, siendo que el desempeño de una economía debe medirse a nivel de la economía familiar, del bienestar de sus miembros, y a ese nivel una variable importante es el poder adquisitivo del trabajo, y por lo tanto del dinero, que se pierde con la inflación.
No tengo espacio suficiente para analizar si el más reciente repunte en la inflación lo causó o lo permitió, o lo permitió y lo causó, el Banco de México, pero haya sido lo uno o lo otro, o lo otro y lo uno, el banco central tiene una responsabilidad, y la pregunta no debe ser qué tan eficaz será el aumentó en la Tasa de Interés Interbancaria, la TII, la herramienta del Banco de México para combatir la inflación (si la inflación aumenta la TII debe aumentar y si baja debe bajar), para revertir el repunte inflacionario, sino por qué repuntó la inflación. La respuesta es: o porque el Banco de México lo causó o lo permitió, o porque lo permitió y lo causó. El Banco de México está atacando el efecto de una causa que debería haber evitado.
El Banco de México lleva todo el siglo XXI fijando una meta de inflación del tres por ciento, más menos un punto porcentual de margen de error, y con esa meta se acumuló una inflación, de enero de 2001 a julio de 2021, del 135.3 por ciento, 4.20 por ciento promedio anual, por arriba de la máxima inflación permitida, según la meta del banco central.
Un banco central no debe tener metas de inflación, y un banco central no debe, ni ocasionar, ni permitir, la inflación. El Banco de México tienen una meta de inflación, y el Banco de México ocasiona y/o permite la inflación, la pérdida del poder adquisitivo del dinero, la pérdida del poder adquisitivo del trabajo, inflación que no nos quita dinero, pero que sí le quita poder adquisitivo a nuestro dinero, algo injusto que viola el derecho a la propiedad privada, sobre todo si se acepta, como debe ser, que las personas tienen el derecho al producto íntegro de su trabajo.
El primer problema es que muy pocos de los involucrados en el tema, mucho menos los bancos centrales, y tampoco los gobiernos, están dispuestos a discutir seriamente si es correcto que los bancos centrales, el Banco de México incluido, tengan metas de inflación.







