28 de marzo de 2024 7:40 pm
OPINIÓN

De Economía y otras cosas

ESCUCHAR EL AUDIO
Arturo Damm Arnal

El liberalismo, más que una ideología, que una idea preconcebida de cómo debe organizarse la sociedad, de cómo debe comportarse el ser humano, y de cómo debe obligarlo el gobierno para que lo haga, es un principio: “Respetando los derechos de los demás, y asumiendo los riegos y las responsabilidades, haz lo que quieras”. El liberalismo es un principio ético, relacionado con la justicia, no un programa político de ideas preconcebidas de cómo debe organizarse la sociedad, de cómo debe comportarse el ser humano, y de cómo debe obligarlo el gobierno para que lo haga.

Afirmo que el liberalismo es un principio ético, relacionado con la justicia, porque ésta consiste, según lo apuntó Ulpiano, en la constante y perenne voluntad de darle a cada quien lo suyo, siendo lo suyo de cada quien, esto lo apunto yo, el derecho de cada cual. La justicia es la virtud por la cual respetamos los derechos de los demás, y en esa virtud consiste el liberalismo: “Respetando los derechos de los demás, y asumiendo los riegos y las responsabilidades, haz lo que quieras”.

El liberalismo no es un programa político, en el que se propone el uso de los tres poderes del gobierno –el poder para obligar, prohibir y castigar–, para algo más que garantizar el respeto a los derechos de las personas, lo cual demanda del gobierno estas cuatro tareas: prohibir la violación de derechos; prevenir su violación; castigar al violador; obligarlo a resarcir a la víctima.

Para que el gobierno pueda llevar a cabo estas tareas necesita recursos, por lo cual debe obligar a los ciudadanos a pagar impuestos, debe prohibir su evasión, y debe castigar a quien no los pague, impuestos que deben cobrarse a todos por igual (para que no haya redistribución del ingreso en su cobro), para darle a todos por igual (para que no haya redistribución en su gasto), “darle a todos por igual” que en este caso significa prohibir violar derechos, prevenir su violación, castigar al violador, y obligarlo a resarcir a la víctima, a todos.

El liberalismo no es un programa político, en el que se propone el uso de los tres poderes del gobierno –obligar, prohibir y castigar–, para algo más que garantizar el respeto a los derechos de las personas, como es el caso del gobierno ángel de la guarda, que pretende preservarnos de todos los males, incluyendo los que podemos hacernos a nosotros mismos, lo cual atenta contra la libertad individual, o del gobierno hada madrina, cuya intención es concedernos todos los bienes, desde la cuna hasta la tumba, incluyendo los que cada quien debe procurase por sí mismo, lo cual atenta contra la propiedad privada, porque lo que el gobierno le da a unos previamente se lo tuvo que quitar a otros.

El liberalismo no es un programa político, en el que se propone el uso de los tres poderes del gobierno –obligar, prohibir y castigar–, para algo más que garantizar el respeto a los derechos de las personas, como es el caso de la satisfacción de necesidades (por ejemplo: socialismo), o de la defensa de intereses (por ejemplo: mercantilismo), necesidades e intereses que muchas veces se identifican arbitrariamente como derechos, y como la tarea del gobierno es garantizarlos, entonces debe satisfacer necesidades y defender intereses, como si satisfacer necesidades y defender de intereses fuera lo mismo que garantizar derechos. Se trata de la degeneración del Estado de Derecho en el Estado de derechos, que es Estado de Chueco, antítesis del Estado de Derecho.

El único programa político del liberalismo, si por programa político entendemos los fines para los cuales debe usar el gobierno su poder para obligar, prohibir y castigar, es este: prohibir violar derechos; prevenir su violación; castigar al violador; obligarlo a resarcir a la víctima. Los gobiernos ángel de la guarda y hada madrina, que son la regla, se alejan mucho del programa político del liberalismo, derivado de su principio ético: “Respetando los derechos de los demás, y asumiendo los riegos y las responsabilidades, haz lo que quieras”. Sí, lo que quieras.

Compartir en:

Twitter
Facebook
LinkedIn
Telegram
WhatsApp
Email

Más Columnas de opinión

Maribel Gavito

El poder de la educación

…tenemos un área de oportunidad enorme para ayudar a mejorarnos a nosotros mismos, a nuestros seres queridos y en consecuencia a la sociedad, integrando también a los hombres en la educación de los hijos. Es una oportunidad para sensibilizarnos sobre estos problemas y ayudar…

Leer más »
Arturo Damm Arnal

La bajaron

En la decisión de política monetaria más reciente, la del 22 de marzo, la junta de gobierno pronosticó que durante el tercer trimestre del año se logrará una inflación del 4.00%, ya no por debajo del límite superior de la meta, sino en el mismo…

Leer más »
Carla Roel de Hoffmann

Una vida

Ante tanta violencia y tanto dolor, no puedo más que pensar en esas personas, que en silencio y arriesgándolo todo, están haciendo lo imposible para salvar vidas de cientos en esos lugares arrasados por la guerra y el odio…

Leer más »
Niels Rosas Valdez

Atender la migración

…hay más violencia, inseguridad, falta de oportunidades educativas y laborales, etc., en ciertos lugares. Ahora, podemos preguntarnos: ¿qué hacen los gobiernos de países expulsores para corregir esta situación? ¿En qué medida sus políticas han sido satisfactorias…

Leer más »

Noticias de interés

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *