Parte de la magia de una obra de arte, es que te puedes perder en ella observando sus detalles, buscando significados, inventando las biografías de los retratados, musicalizando el contexto y haciendo hipótesis sobre las razones del artista para crearla. Muchas pinturas o esculturas prácticamente hablan y alientan a la imaginación a narrar la historia detrás de ellas. Existen varios autores que, incluso, han inventado tramas cautivadoras alrededor de este tipo de piezas y que ofrecen libros adictivos que no te dejan soltarlos hasta desvelar los secretos intrincados que construyeron en su prosa.
Uno de estos libros es La tabla de Flandes, obra del periodista y autor Arturo Pérez-Reverte. Publicado en 1990, entre sus páginas se encuentra la historia de Julia, una restauradora de arte a la que le llega el encargo de arreglar y limpiar una pintura flamenca del siglo XV de Pieter Van Hyus. Mientras trabaja en la obra llamada La partida de ajedrez –o La tabla de Flandes o La tabla Farnesio–, encuentra una inscripción en latín: “QUIS NECAVIT EQUITEM”, o en español “¿Quién mató al caballero?”.
Esta inscripción, que indaga sobre el asesinato y un crimen, a nivel económico, hace que la obra adquiera más valor en el mercado, por lo que los dueños le permiten a Julia investigar más sobre el enigma del cuadro. Resulta que los personajes representados realmente existieron: Fernando Altenhofen, duque de Ostenburgo, es quien juega con las piezas blancas, Roger de Arras, juega con las piezas negras, y la mujer observando la partida es Beatriz, esposa de Altenhofen y duquesa de Ostenburgo. Indagando históricamente descubren además, que Beatriz y Roger tenían una relación extramarital, y que Roger murió dos años antes de que Van Hyus realizara la pintura.
Con ayuda de algunas amistades, se define que todo el misterio puede resolverse a través de las jugadas de ajedrez previas de lo que dispone el tablero pintado en la obra de arte. En éste siguen hábiles dos caballos negros y un caballo blanco: si se descubre qué pieza se comió al otro caballo blanco, es posible que el crimen encuentre al presunto culpable. Lo interesante es que conforme Julia se acerca a las respuestas, gente alrededor de ella empieza a morir repentinamente.
¿Qué hace que este cuadro sea tan peligroso tanto para la gente retratada como para la gente que trabaja alrededor de él? A través de una trama metarrealista con obras que sí existen y un trabajo de ajedrez retrógrado, Pérez-Reverte convierte a la protagonista y al lector en policías que quieren desenmarañar los asesinatos provocados al parecer por la pintura flamenca, y no sólo resolver el enigma de quién mató al caballero, pero también de quién y por qué está silenciando a las posibles personas que tengan la respuesta.