¿Cómo considerarían el arte de Tim Burton? ¿Lúgubre? ¿Macabro? ¿Extraño? Este director estadounidense ha dejado muy claro su estilo a la hora de realizar películas. Cintas como Beetlejuice, El Joven Manos de Tijera, El Extraño Mundo de Jack, y El Cadáver de la Novia han permitido al público conocer el mundo imaginario de un hombre en el que predominan los fantasmas, los esqueletos cantarines, los gusanos, y el encuentro de un amor sincero a pesar de las apariencias y las adversidades… aunque una de ellas sea la misma muerte.
Timothy Walter «Tim» Burton nació en Burbank, California, el 25 de agosto de 1958. Desde pequeño, encontró como pasatiempo hacer parodias relacionadas con delitos sangrientos junto a su hermano y asustar a sus vecinos diciendo que los extraterrestres estaban invadiendo la Tierra. En su infancia fue construyendo su estética por las cosas que consumía. Le encantaba la poesía de Edgar Allan Poe por lo perturbadora que le parecía a la gente. Veía todas las películas de horror de la década de 1920 a 1930, sobre todo las de James Whale, F. W. Murnau y las de bajo presupuesto de Vincent Price, y quedó prendado de la estética y temática de las películas del expresionismo alemán. Y por último, las sátiras en verso con ilustraciones únicas con las de Edward Gorey y las del Doctor Seuss fueron un pilar importante para cocinar todo con el humor negro tan particular que lo caracteriza.
Desde niño el cine se volvió su pasión y tuvo la suerte de poder estudiar y ejercer lo que le gustaba. Desde su ingreso al Instituto de Artes de California, fundado por Walt Disney, tuvo un trampolín increíble para estudiar animación. Aunque sus dibujos eran interpretados como animales atropellados, pudo trabajar con Disney en varios proyectos y poco a poco, siendo fiel a su estilo, pavimentó una carrera con grandes producciones hollywoodenses como Batman, Big Fish, Charlie y la Fábrica de Chocolates o Alicia en el País de las Maravillas, y con producciones hechas con sus propias y notorias fantasías.
Como cineasta, Burton es un contador de historias. Como escritor, es un poeta que narra la vida de personajes poco comunes. Es aquí que su libro La Melancólica Muerte de Chico Ostra encuentra la luz. Publicado en 2007, este tomo cuenta con 23 poemas ilustrados empapados del imaginario burtoniano. Los sentidos de muerte, ternura, dolor, amor, melancolía, fantasía y soledad, se mezclan con la vida de niños inusuales que tienen las icónicas ojeras de cualquier personaje del director… y otras características físicas que los hacen destacar del común denominador. Son 23 poemas de niños excluidos que pueden horrorizar, enternecer y hacer reír al lector de una manera muy particular. El chico tóxico, James, el chico brie, el chico momia, Sue (o Amanda) son algunos de los personajes favoritos que habitan en este libro en rimas.
El libro cumplió en 2017 veinte años desde su primera publicación, y su editorial ha realizado una edición especial de aniversario que contiene los poemas originales en inglés con las traducciones al español. Es un volumen ideal para todos los fanáticos de Burton, grandes y pequeños, y para la gente que con un humor cáustico, encuentra la chispa de la vida en la tragedia propia y ajena.