Cecilia González Michalak


Dante Alighieri (1265-1321) creó una de las obras más importantes para los italianos, para el mundo, y en especial, para los que creen en el Bien y el Mal. Esta obra escrita en tercetos fue creada en una época peliaguda para la historia italiana debido a la lucha que había entre güelfos (blancos y negros) y guibelinos por el conflicto secular entre el Pontificado y el Emperador del Sacro Imperio Romano. En una Europa donde el poder monárquico y el teológico no encontraban separación, el Papado se trasladó a Anjou para convenir a los antojos de Carlos I.
Dante, como muchos otros florentinos que lucharon por un Pontificado independiente al poder de los hombres, fue condenado al exilio, a pagar una multa exorbitante y sentenciado a muerte dos veces, lo que le impidió regresar a su amada Florencia. Incluso siglos después, se construyó una tumba para él en la ciudad toscana, precisamente, en la basílica de Santa Cruz. Esa tumba ha estado siempre vacía y el cuerpo de Dante permanece en su tumba en Rávena esperando regresar a la tierra que lo vio nacer.
Como hombre políticamente activo, todos los personajes que tuvieron un papel en los conflictos italianos aparecen en su Commedia. Según sus posturas y sus actos, Dante los integró en el mundo después de la muerte, ya sea condenándolos, expiando sus pecados, o viviendo la gloria eterna. Las traducciones actuales tienen notas al pie para informar al lector quiénes son las figuras que se encuentra el poeta italiano durante su travesía, actualizándolo de todos los líos sociales de hace ocho siglos para entender mejor la crítica que hace el florentino a diversos gobernantes y hombres del clero.
La historia, escrita en tres partes y 100 capítulos, cuenta cómo Dante tiene que cruzar los nueve círculos del Infierno, el antepurgatorio, las siete cornisas del Purgatorio, el Paraíso Terrenal, y las nueves esferas celestiales para llegar al Empíreo. Durante el Infierno y el Purgatorio, su fiel acompañante será Virgilio, el poeta romano que personifica la razón y la tradición clásica que cimentó la cultura italiana. El objetivo de sus andanzas es reencontrarse con Beatriz, de quien se enamoró a una tierna edad y que murió a los 23 años; ella será la representante de la fe, y lo acompañará en el Paraíso hasta encontrarse con Dios.
Las imágenes del Bien y el Mal, fueron inspiradas por el imaginario medieval de las iglesias románicas y góticas, pero Dante fue quien pulió la separación de cada una de las penas y faltas en diferentes regiones del mundo después de la muerte. En su imaginación, aunando la importancia de la numerología divina, el Infierno es el inframundo, el Purgatorio se encuentra en las antípodas de la Tierra –para ese entonces, se creía todavía que nuestro planeta era plano y que el Sol giraba alrededor de éste–, y el Paraíso era nuestro sistema solar. El resultado fue que muchos artistas renacentistas usaran la Commedia como fuente primordial para retratar la vida después de la muerte.
Sandro Boticelli y Giorgio Vasari son algunos de los artistas del Renacimiento que usaron la Commedia como inspiración. Botticelli hizo una ilustración de los nueve círculos del Infierno para una de las ediciones ilustradas, mientras que Vasari pintó el interior de la cúpula de Santa María del Fiore, la catedral de Florencia.


Asimismo, dejando de lado la crítica social y la historia de amor, ésta es una narración sobre la salvación del hombre, donde éste, siendo humilde y viviendo moralmente, es capaz de salvar su alma, evitando la condena y exculpando sus pecados. Aunque el autor fuera católico, el simbolismo utilizado de los textos sagrados es reflejado de tal manera que cualquier persona ajena a esta religión puede comprenderlos, alentando los actos de amor y de bondad sobre el egoísmo y la maldad.