Carla Roel de Hoffmann
A finales de abril, me invitaron a platicar con un grupo de mujeres jóvenes sobre violencia en el noviazgo. Ya lo he dicho antes, en Estados Unidos, uno de cada cuatro relaciones de noviazgo es violenta. No tenemos cifras en México al respecto, pienso, en parte, por qué no se denuncian estas conductas.
Como suele suceder, muchas de las conductas que describo al hablar del tema, que son violentas, no son consideradas así por los oyentes. Pero me llamó mucho la atención la ignorancia que hay para reconocer el riesgo que corren en el mundo digital.
La violencia digital se define como “actos de acoso, hostigamiento, amenazas, insultos, vulneración de datos e información privada, divulgación de datos apócrifos, menajes de odio, difusión de contenido sexual, textos, fotografías, vídeos y/o asuntos personales y otras impresiones gráficas, suplantación y robo de identidad, daño a la reputación, actos de vigilancia y monitoreo de la persona.”
Hablando de la difusión de contenido sexual, es importante el dato duro: el 60% de la pornografía infantil se produce en México, y la gran mayoría de éste, es autoproducido.
A menos de que esté platicando con mis amigos expertos en prevención de trata – Emilio Maus de Fundación Freedom y Mario Uribe – y de abuso sexual infantil – Cándido Pérez y Abraham Madero de Early Institute y Alumbramx –, la mayoría de los adultos no sabemos los métodos que los delincuentes usan para atrapar a los menores de edad. Voy a mencionar más comunes:
El grooming consiste en entablar una relación virtual con la víctima para ganarse su confianza y obtener imágenes sexuales.
El catfishing consiste en crear un perfil falso para engañar a la víctima usando imágenes e información ficticia, para ganarse la confianza y obtener imágenes sexuales.
La sextorsión consiste en amenazar a los menores con difundir imágenes sexuales a menos de que cree y envíe más imágenes, más gráficas o acceda a tener una relación sexual con el delincuente.
Evidentemente, si no sabemos los peligros del mundo digital, no podemos estar al pendiente de lo que hacen nuestros hijos, ni tendremos las herramientas para hablar con ellos y prevenirlos.
Como padres y cuidadores, tenemos la obligación de proteger su seguridad virtual. No es responsabilidad de los menores, es nuestra. Tenemos que hacerles saber y sentir que cuentan de manera incondicional con nosotros. Que, si cometieron el error de compartir una imagen con contenido sexual, pueden acudir a nosotros para que les ayudemos a minimizar el daño que puede seguir causando.
Y si, es necesario denunciar ante la autoridad para que el delincuente sea detenido y deje de tener más víctimas. La impunidad es la otra gran pandemia. Tenemos que ser proactivos para acabar con ella. Denunciar ayuda a evitar que se distribuya el contenido de la imagen, detener a los distribuidores, detener a los productores de pornografía infantil y permite que se rescate y se atienda a las víctimas.
Como dice el Dr. Emilio Maus, la única forma de asegurar que una foto no se filtre… es que no exista.
Algunas plataformas y apps tienen políticas internas que detienen la distribución de este tipo de material y las reglas de reporte son accesibles y sencillas. Me consta que Twitter analiza los reportes de explotación sexual infantil con prontitud. Aunque cancelen la cuenta, es necesario denunciar ante las autoridades.
Este video puede invitarte a denunciar y a detener la distribución de las imágenes de menores:
Para mayor información sobre prevención de trata y abuso sexual infantil te invito a visitar https://www.fundacionfreedom.mx y https://alumbramx.org En México, denuncia al 088, al 089 o al 911.
