Niels Rosas Valdez
En los días pasados, el gobierno sudafricano ha señalado que ofrecerá inmunidad diplomática a los líderes de los BRICS que asistirán a la cumbre de agosto en Johannesburgo, incluido el presidente de Rusia, Vladimir Putin. A pesar de que la declaración ha causado controversia a escala internacional, se entiende el movimiento por parte de Sudáfrica. ¿Por qué ha sido polémica esta decisión del país africano? ¿Qué impacto tiene esto para la gobernanza global y los acuerdos internacionales?
En marzo pasado, la Corte Penal Internacional (CPI) expidió una orden de arresto hacia Putin a raíz de las presuntas deportaciones forzosas de infantes de Ucrania hacia Rusia que ha ordenado el Kremlin en el marco de la guerra ruso-ucraniana. Desde luego, esta situación ha provocado diversas reacciones y puntos de vista en los gobiernos que apoyan a ambas partes involucradas en el conflicto bélico que estalló en febrero del año pasado.
En este contexto, a pesar de que la respuesta de uno de los altos funcionarios de Moscú fue amenazar con hacer explotar a esta institución internacional en materia de impartición de justicia, la orden de arresto hacia el mandatario ruso tendría que ser efectiva para aquellos estados que se han comprometido con seguir los lineamientos y fallos de la CPI. ¿Por qué? Por el Tratado de Roma.
En la gobernanza global encontramos mecanismos formales y mecanismos informales, cuya aplicación sirve para seguir metas y atender problemas mundiales por parte de actores estatales y no estatales. En torno a los mecanismos formales, existen dos tipos de acuerdos: los vinculantes y los no vinculantes. Mientras que los primeros obligan a las partes involucradas a cumplirlos, siempre y cuando se hayan firmado y ratificado; los segundos no gozan de un carácter de obligatoriedad para ser cumplidos.
En este panorama encontramos a la CPI, que es un ejemplo de un mecanismo formal de gobernanza global en el área de justicia y derecho. Bajo el Tratado de Roma anteriormente mencionado, los estados-miembro que se han integrado a esta institución aceptan como vinculantes los lineamientos, resoluciones e indicaciones que genera. Considerando lo anterior, todos los países que firmaron y ratificaron este acuerdo tendrían que acatar la orden de arresto expedida hacia Putin, incluyendo aquí a Sudáfrica.
No obstante, la declaración del gobierno sudafricano de dotar inmunidad a los funcionarios que asistan a la cumbre en Johannesburgo es un mensaje para Putin –y el mundo– de que Pretoria no acatará la indicación de la CPI del arresto del presidente ruso. Esta situación es problemática tanto para la gobernanza global, como para los esfuerzos internacionales de cooperación en materia de derecho e impartición de justicia.
Para la gobernanza global, el desconocimiento unilateral de un acuerdo vinculante rompe con su mismo propósito de existencia, que es que los estados cumplan de manera obligatoria con lo que se comprometen. Si los países realizan este tipo de acciones, ¿para qué existe la gobernanza global?, ¿para qué se generan acuerdos si no se van a seguir?, y, últimamente, ¿qué confianza se puede depositar en Sudáfrica por parte de la comunidad internacional si no cumple con un acuerdo vinculante?
Resulta evidente que la decisión de Pretoria por extender la inmunidad diplomática a Putin obedece al hecho de querer proteger los intereses que tiene con la alianza de los BRICS. Puede que en este escenario Sudáfrica haya sucumbido a las garras del oso ruso. El beneficio es para uno o dos países directamente, es cierto, pero el globo pierde confianza entre estados, pierde la cooperación internacional y pierde el avance en un proyecto unificador de esfuerzos de diferentes calibres y para atender problemas mundiales de diversa índole.
Artículo originalmente publicado en www.lalupa.mx
