El ingreso es muy importante, pero, sin salud ni educación, de poco sirve…
Macraf
Ya tenemos los resultados sobre la estimación de la pobreza multimodal al cierre del 2022, realizados por el CONEVAL, de acuerdo con la información presentada, entre 2018 y 2022 el porcentaje de la población en situación de pobreza multimodal pasó del 41.9% al 36.3%, un excelente resultado considerando que, en 2018, 41 de cada 100 personas se encontraba en situación de pobreza y de acuerdo con esta información, al cierre del 2022 pasamos a solo 36 de cada 100, en términos poblacionales la reducción fue de 5.1 millones de personas, sin embargo, se considera en situación de pobreza multidimensional a 46.8 millones de personas, mal resultado al entender que eso corresponde al 36.5% de la población.
Ahora bien, hay que subrayar que se está hablando de pobreza multimodal, un indicador que en su interior está compuesto por varios factores, que de acuerdo con la metodología utilizada por el CONEVAL, considera diferentes indicadores de carencias sociales que en total son seis: rezago educativo, carencia por acceso a los servicios de salud, carencia por acceso a la seguridad social, carencia por calidad y espacios de la vivienda, carencia por acceso a los servicios básicos en la vivienda y carencia por acceso a la alimentación nutritiva y de calidad, por lo tanto, pueden existir personas que aún sin estar en una clasificación de pobreza moderada o extrema, si pueden considerarse vulnerables por alguna carencia de esos seis indicadores, así mismo, de acuerdo con la información reportada, la pobreza extrema en nuestro país prácticamente se mantuvo igual entre 2018 y 2022 pasando de 7% a 7.1%, mientras que la pobreza moderada, pasó de 34.9% a 29.3% un buen resultado.
Dado lo anterior, es importante analizar los resultados de los seis componentes de la pobreza multimodal, el rezago educativo pasó del 19% en 2018, al 19.4% en 2022, un incremento, mal resultado, la carencia por acceso a los servicios de salud pasó del 16.2% en 2018, al 39.1% en 2022, mal resultado, la carencia por acceso a la seguridad social pasó del 53.5% en 2018, al 50.2% en 2022, una disminución, buen resultado, la carencia por calidad y espacios de vivienda pasó del 11% en 2018, al 9.1% en 2022, buen resultado, la carencia por acceso a los servicios básicos en la vivienda pasó del 19.6% en 2018, al 17.8% en 2022, lo que implica una disminución y, por lo tanto, un buen resultado, finalmente, la carencia por acceso a la alimentación nutritiva y de calidad, se ubicaba en 22.2% en 2018 y pasó en 2022 al 18.2%, lo que implica una reducción y, por lo tanto, un buen resultado. En resumen, cuatro de los seis indicadores se tuvieron buenos resultados, sin embargo, los dos indicadores en donde se observó un incremento con respecto a 2018, deben ser de especial cuidado, por ser parte importante del desarrollo físico y cognitivo de las personas, en el caso del sector salud, la pandemia dejo al descubierto grandes problemáticas, por ejemplo, la falta de una cobertura básica, ligada a la desaparición del seguro popular y, posteriormente, del INSABI, lo que deja a un gran porcentaje de la población en completo desamparo, por el lado educativo, el rezago es muy probable que en próximos años se vaya incrementando, tanto por lo sucedido en la pandemia, como por la falta de claridad en los procesos educativos del país.
Si bien es cierto que en términos generales la administración del hijo predilecto de Macuspana ha logrado reducir la pobreza, también es cierto que, mucho de lo conseguido ha sido producto de decisiones que no necesariamente pueden ser realizadas de manera constante a lo largo del tiempo (aumento del salario en altos porcentajes y pensiones no contributivas), por lo tanto, la siguiente administración tendrá, en el tema de pobreza, un gran reto que va más allá de simples aumentos de salario o programas sociales.
Continuará.
