A dos meses de que inicien las elecciones primarias en el estado de Iowa, y a un año de las elecciones presidenciales, las posibilidades de que Donald Trump gane nuevamente la presidencia de los Estados Unidos crecen día a día. A sus seguidores parece no importarles las demandas que enfrenta en Nueva York, Washington, Georgia, Colorado y Florida, mientras que Biden sigue sin encontrar un mensaje que tenga eco entre la gente, ni el tono para comunicarlo.
La encuesta más reciente del New York Times, publicada este lunes, indica que Trump tiene una ventaja de 11 puntos en Nevada, seis en Georgia, cinco en Arizona y Michigan y cuatro en Pennsylvania, todos considerados claves para ganar la elección, y que en su conjunto representan una cuarta parte de los 270 votos electorales necesarios para ganar la presidencia. Esa misma mañana, la CBS publicó su encuesta nacional más reciente, donde Trump aventaja a Biden 51% por 48% y en la que una de las principales objeciones al presidente es su edad (81), aunque Trump sólo es cuatro años más joven (77).
Para entender estos resultados, es necesario analizar la composición del electorado de ambos aspirantes a la presidencia. El perfil de los seguidores de Trump es el de una persona que terminó la preparatoria en una escuela pública, pero que no tiene una carrera universitaria. Trabaja para una fábrica donde no hay sindicato, percibe un salario que le permite vivir generalmente sin poder generar un ahorro significativo, sólo habla inglés y tiene uno o dos hijos.
Los seguidores de Trump lo ven como un “bien aspiracional,” aquello en lo que quisieran convertirse (un millonario), pero su bajo nivel educativo impide que cuestionen sus comentarios o distingan sus mentiras. Para ellos, no es relevante el papel de Estados Unidos a nivel internacional y es el segmento de la población que considera a los migrantes que buscan incorporarse a la sociedad estadounidense como una amenaza a su condición laboral.
Por su parte, quienes votaron por Biden tienen una mayor edad promedio que la de quienes votaron por Trump. Son personas que al menos iniciaron una carrera universitaria, tienen un nivel de ingreso medio o alto, muchos son directores de empresas o tienen su propio negocio, y quienes son trabajadores laboran en empresas generalmente con sindicatos. Sin embargo, Biden no fue capaz de captar el mismo porcentaje del voto latino y afro-americano que otros candidatos demócratas.
Para sus seguidores, Biden representaba la principal alternativa a las políticas absurdas de Trump. Sin embargo, a pesar de haber controlado la pandemia del Covid y de haber puesto nuevamente en marcha la economía de Estados Unidos, el 59% de los encuestados por el New York Times desaprueban la gestión de Biden y consideran que es responsable de que la inflación se mantenga alta, aunque en los últimos doce meses ha descendido del 8.20% al 3.70%.
A nivel internacional, Biden ha sido incapaz de reposicionar a Estados Unidos como líder hegemónico y recuperar la confianza de los líderes del G-20. Desde el inicio de su gestión, indicó que su prioridad sería generar una política integral para enfrentar a China. Y hay que reconocer que su irrestricto apoyo a Benjamín Netanyahu, le ha valido un número cada vez mayor de críticas.
Si bien afilió nuevamente a Estados Unidos al Acuerdo Ambiental de París, ha continuado el boicot iniciado por Trump en contra de la Organización Mundial del Comercio, así como las políticas proteccionistas de su predecesor. Biden es el primer presidente, desde Jimmy Carter (1977-1981), que no ha negociado o firmado un tratado de libre comercio para Estados Unidos.
El otro gran problema sin resolver que enfrenta Biden es la inmigración ilegal y el control de la frontera con México. Ante esta situación, no sería descabellado considerar que eventualmente surja otro contendiente entre los demócratas, lo que puede dividir aún más a este partido, en favor del voto republicano.