La inteligencia artificial (IA) es una disciplina cuya aplicación ha cambiado el mundo en el que vivimos. Ofrece múltiples beneficios para nuestra vida cotidiana y otras áreas, como el comercio, la salud, las telecomunicaciones y la seguridad; pero también alberga riesgos severos que aterran a gobiernos y sociedades. A pesar de ello, la competencia por lograr más y mejores desarrollos ha detonado una carrera tecnológica entre varios países. ¿Cuál es el impacto que esto conlleva en las relaciones internacionales?
La tecnología siempre ha puesto en mejor posición al país que la ha sabido generar. Así lo hemos identificado en una variedad de episodios de la historia. Quienes lograron construir barcos pudieron entablar más relaciones comerciales en su momento y realizar viajes de ultramar que sirvieron, algunos de ellos, para colonizar civilizaciones y despojarles de sus recursos. De la misma manera, los primeros Estados en beneficiarse de la Revolución Industrial pudieron mejorar su posición comercial y militar ante otros que todavía no se adentraban en los adelantos tecnológicos que originaba.
Asimismo, los países que han desarrollado armas de destrucción masiva, una tecnología muy peligrosa, también han podido consagrarse en un pedestal de poder, influencia, seguridad y apalancamiento sinigual en el tablero internacional, en comparación a aquellos que no cuentan con armas nucleares. Por si fuera poco, los Estados que se han especializado en producir tecnología de alta gama comercial, como los dispositivos inteligentes, han garantizado rendimientos suculentos para sus economías.
Al igual que estos, podemos encontrar otros ejemplos que ilustran cómo los avances tecnológicos han sido determinantes para que un país mejore su posición general frente a otros. En este contexto, el perfeccionamiento continuo de la IA también ayudará a posicionar a aquellos países que la han sabido desarrollar al paso del tiempo. No es fortuito que los Estados que han invertido en ella desde hace décadas hoy en día gocen de los resultados, como han sido los casos de Estados Unidos de América (EUA), Reino Unido (RU), Alemania, China y Suecia, entre otros.
Pero, a pesar de los adelantos de la IA que tenemos hoy en día, el futuro de esta tecnología es tanto promisorio como catastrófico. Al menos así lo han señalado varios agentes que han seguido de cerca su desarrollo, como es el caso del magnate Elon Musk y el científico Stephen Hawking, quien en vida señaló que la “IA podría ser lo mejor o lo peor que le pudo haber pasado a la humanidad”.
Prueba de lo anterior es la variedad de ámbitos públicos, privados y gubernamentales en los que la IA se ha integrado. Esta tecnología nos puede ayudar a completar tareas más rápido en los negocios, las escuelas, el sector salud, etc., pero también tiene impactos interesantes y preocupantes en los dispositivos inteligentes, las telecomunicaciones y –quizá más riesgoso– en las armas, tanto convencionales como nucleares.
Por lo anterior, aunado al rápido avance de la tecnología, es que varios países se han unido para colaborar en una regulación de la IA y así mejorar la seguridad y ética en su desarrollo y uso. El resultado ha sido la Declaración Bletchley, firmada por 28 países a inicios de este mes en el icónico palacio que sirvió a Alan Turing como recinto para descifrar los códigos de la máquina alemana Enigma, durante la Segunda Guerra Mundial.
Entre los signatarios se encuentran EUA, RU, Alemania, la Unión Europea y China, que han mostrado su preocupación por el desregulado avance de la IA, lo que podría traer riesgos severos para la humanidad. No obstante, también son potencias tecnológicas las que han logrado adelantos significativos de la IA, por lo que no es secreto que compiten entre sí para posicionarse en el desarrollo y control de esta tecnología.
Prueba de lo anterior son los obstáculos que EUA le ha impuesto a China en la compra de tecnología de alta gama y el acceso a semiconductores, que son una parte fundamental para los dispositivos que integrarían la IA en sus funciones. Ya lo estamos apreciando, pero poco a poco continuaremos viendo expresiones de esta naturaleza en la nueva competencia importante en los países: la carrera tecnológica por los desarrollos de la IA.
Artículo originalmente publicado en www.lalupa.mx