Después del exitoso desempeño de México en la reciente Copa Oro, donde alcanzó las semifinales, las autoridades de la Federación Mexicana de Fútbol (FMF) y la Liga MX Femenil reflexionaron sobre los logros obtenidos en clubes y selecciones en años recientes, lo que abre la puerta a un siguiente paso: la creación de más torneos femeninos profesionales.
“Ivar Sisniega, presidente de la FMF, en una conferencia titulada ‘Balance: crecimiento y avances del fútbol femenil’, anunció esta semana que se desarrollarán en los próximos meses ligas profesionales por debajo de la Liga MX Femenil”, señaló. Este nuevo sistema proporcionará oportunidades para que el fútbol femenino profesional se juegue en más ciudades y regiones del país, además de ofrecer un espacio para las jugadoras jóvenes de la Liga MX Femenil para competir a un alto nivel.
Aunque no se dieron detalles sobre fechas ni ubicaciones para esta expansión de las ligas profesionales, Sisniega enfatizó que este avance hacia múltiples divisiones en el fútbol profesional mexicano es una realidad próxima, similar al sistema masculino.
Actualmente, el fútbol masculino en México cuenta con cuatro niveles de profesionalismo, mientras que la Liga MX Femenil está por cumplir siete años desde su debut en el torneo Apertura 2017, habiendo atraído millones de espectadores a los estadios y a través de las transmisiones televisivas.
El enfoque también está en la detección temprana de talentos femeninos, con el objetivo de aumentar la participación de niñas en el fútbol desde edades tempranas. La Liga MX Femenil ha sido un semillero de talento, con más de mil jugadoras debutando como profesionales en sus siete años de historia.
Además, la liga se encuentra entre los circuitos profesionales con mayor proporción de clubes que tienen una estrategia clara para sus equipos femeninos, según un informe de la FIFA. La visión a largo plazo es consolidar la Liga MX Femenil como una fuente de entretenimiento sostenible y un centro de desarrollo de talento nacional e internacional.
Con información de El Economista | Nota original
