24 de junio de 2024 6:58 am
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OPINIÓN

¿Y ahora qué sigue?

No podemos seguir coexistiendo con discursos donde cada una de las partes se aferra a unos argumentos que descalifican totalmente a quienes tienen una visión distinta. No podemos seguir diseñando una realidad desde nuestras distintas posiciones...

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Por José Manuel Núñez Pliego


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El domingo 2 de junio salimos lo s mexicanos a votar con una participación nutrida. Los resultados preliminares que arroja el INE señalan un triunfo arrollador de Morena y sus aliados. La presidencia la han ganado con una proporción de 2 a 1; en la Cámara de Diputados tendrán una holgada mayoría calificada y les faltarán dos o tres senadores para tenerla en la Cámara Alta. La gran mayoría de México les ha dicho que quiere que sigan y les ha dado una carta abierta para su cuarta transformación.

La democracia tiene distintos momentos. Uno de ellos es la posibilidad de emitir con seguridad y certeza nuestro voto y que sea contado oportuna y adecuadamente. En casi todas las casillas -salvo aquellas que no pudieron ser instaladas y en las pocas que hubo señales de violencia- fue una realidad que cada persona pudo emitir su voto y que, en virtud del buen trabajo realizado por el INE, hoy podemos tener con certeza un resultado. Entre paréntesis, llama la atención que muchos que salieron a la calle formando la “marea rosa” para defender el INE, hoy digan que el PREP no es confiable.

Un siguiente momento, distinto y necesario, es la cultura democrática. No podemos seguir coexistiendo con discursos donde cada una de las partes se aferra a unos argumentos que descalifican totalmente a quienes tienen una visión distinta. No podemos seguir diseñando una realidad desde nuestras distintas posiciones. Más bien tenemos que aprender que algo ha conseguido que muchas personas estén contentas, esperanzadas y quieran seguir por un camino.

También una democracia requiere de una serie de mecanismos que garanticen que el ejercicio del poder esté acotado, donde sea precisa la división de poderes y el diálogo sea el instrumento privilegiado para resolver las diferencias y escuchar todas las voces. Esas son las funciones de los diversos poderes y de los organismos autónomos: evitar que el poder se concentre en una sola persona. Así es más fácil ejercer el poder con mesura. Ese será el principal reto del siguiente gobierno, mantener por convicción los candados que impidan el ejercicio del poder sin diálogo y sin equilibrios. Será muy relevante que cada poder viva democráticamente la función que se le ha confiado y renuncie a la tentación de ejercer el poder sin espíritu democrático.

La democracia pende más de la cultura que de las leyes. Es más importante el talante democrático de las personas que los límites formales que impiden el ejercicio del poder sin freno. Ahora más que nunca se requiere un poder convencido de que la democracia es el sistema que más posibilita que convivan todas las voces y se hagan todas las transformaciones.

Me llena de esperanza la imagen de una joven de 33 años que protesta en una visita de Carlos Salinas de Gortari a los Estados Unidos. Sostiene una pancarta que dice “Fair trade and Democracy now!” (¡Comercio justo y democracia ahora!). Esa mujer, hoy nuestra presidente electa, quizá guarde en su memoria y en su corazón esa frase, ese espíritu y esa lucha y quiera darnos a los mexicanos una lección de cómo se ejerce el poder con espíritu democrático.

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