Hunter Biden, el hijo del presidente de Estados Unidos, ha sido declarado culpable de tres delitos graves vinculados a la compra de un arma de fuego en 2018. Los cargos incluyen mentir a un vendedor de armas con licencia federal, hacer una declaración falsa en la solicitud de compra y posesión de un arma obtenida de manera ilegal, lo que podría resultar en una pena máxima combinada de 25 años de prisión.
Los fiscales argumentaron con éxito que Biden mintió en su formulario de antecedentes federales, afirmando que no consumía drogas en el momento de la compra, cuando en realidad estaba luchando contra una adicción al crack. Este formulario, conocido como 4473, es utilizado para verificar la elegibilidad de los compradores de armas de fuego.
La posesión ilegal de la pistola bajo los efectos de las drogas se basa en el tiempo que Biden tuvo el arma en su poder. La pistola fue descubierta y desechada por Hallie Biden, viuda de su hermano Beau y su pareja en ese entonces, en un contenedor de basura.
Este caso ha atraído una gran atención mediática y ha generado debates sobre la aplicación de las leyes de control de armas en Estados Unidos. Los abogados de Biden han argumentado que su cliente ha hecho esfuerzos significativos para superar sus problemas de adicción y que está cooperando plenamente con las autoridades.
El veredicto pone de manifiesto las complejidades legales y personales que enfrenta Hunter Biden y cómo estas podrían afectar la administración de su padre. La Casa Blanca ha declinado hacer comentarios, subrayando que este es un asunto personal y legal de Hunter Biden.
