Luego de cuatro días de elecciones en los países miembros de la Unión Europea (UE), ahora contamos con los resultados que conformarán a la nueva legislatura del Parlamento Europeo. Han sido unos comicios muy esperados por varios grupos sociales y políticos en el viejo continente, sobre todo por las implicaciones que podrían albergar. ¿Cuáles han sido los resultados y qué impacto tienen para el continente?
Del 6 al 9 de junio se celebraron elecciones en los 27 Estados miembros de la UE para elegir a 720 eurodiputados que conformarán la décima legislatura del Parlamento Europeo. Esta institución central es de la más alta relevancia, ya que dentro de sus varias facultades se encuentra aprobar o rechazar las iniciativas emanadas de la Comisión Europea. Por ende, su composición es determinante para promover o, en su caso, limitar una agenda política.
El Parlamento Europeo se conforma de grupos generados con base en la posición política de las y los eurodiputados, que son elegidos por los partidos políticos de cada país miembro de la UE tomando en cuenta el porcentaje de votación que recibieron en los comicios. En la actualidad, hay varios grupos políticos que van de la extrema izquierda a la extrema derecha.
Otra de las razones por las que estas elecciones fueron significativas está relacionada con otra institución de la UE. Junto con la legislatura del Parlamento Europeo acaba el periodo de la presidencia de la Comisión Europea. Su actual titular, Úrsula von der Leyen, está habilitada para un segundo y último periodo de administración. En este contexto se inserta el Consejo Europeo, que propone candidaturas para dirigir a la Comisión. No obstante, quien elige la presidencia de la terna que se genere es justamente el Parlamento, de tal suerte que los grupos políticos de mayor proporción serían determinantes para apoyar a una candidatura afín a sus ideas, visión y agenda política.
En estas elecciones, la mayoría de los escaños para el Parlamento Europeo los vuelve a conseguir el grupo del Partido Popular Europeo, de centro-derecha, logrando ocupar 186. El grupo de socialdemócratas repite como segundo conjunto de mayor peso, obteniendo 135 lugares. Las demás agrupaciones, que normalmente establecen alianzas con cualquiera de estos dos bandos, han conseguido números similares a los obtenidos en los comicios de 2019.
Así, sería otra vez el Partido Popular Europeo el que tendría más peso para elegir no sólo a un nuevo liderazgo en el Parlamento Europeo, sino en la Comisión Europea. En este sentido, es muy probable que las actuales titulares de ambas instituciones, Roberta Metsola y Úrsula von der Leyen, respectivamente, continúen en sus puestos.
Esta noticia permite continuar con una agenda política muy extensa y completa que cubre diversas áreas cruciales para la UE, como el mercado europeo, el comercio internacional, la regulación de servicios digitales e inteligencia artificial, la protección medioambiental y la transición a energías limpias y renovables. También permitiría garantizar la continuación de proyectos y compromisos de gran peso para Bruselas, como el Global Gateway, el avance en la integración europea y el apoyo a Ucrania en el conflicto bélico existente con Rusia.
Otro apunte necesario en este recuento es la participación ciudadana, que apenas superó el 51 % del padrón electoral. La falta de participación en estos comicios no fue fortuita, es decir, en las elecciones de 2019 tampoco se registró una cifra elevada: apenas el 50.6 %. Esto muestra el limitado involucramiento de los ciudadanos europeos en procesos electorales de la UE, diferente a los efectuados en sus propios países, donde normalmente la participación electoral es mayor. El resultado sugiere un desinterés en general hacia las instituciones y sus liderazgos del conglomerado europeo de naciones.
Finalmente, a pesar de la muy probable permanencia en los liderazgos del Parlamento Europeo y la Comisión Europea, algo que resulta importante destacar de las recientes elecciones es el aumento en el apoyo a partidos asociados a la derecha y particularmente a la extrema derecha. No se registró un incremento significativo o notable, pero lo que muestra es que la población europea ha confiado un poco más en estas agrupaciones políticas, situación que puede ser problemática, ya que es común que sus eurodiputados obstaculicen iniciativas progresistas dirigidas al bienestar colectivo para los europeos y las personas migrantes, el medio ambiente, la inclusión social, los derechos humanos, etc.
Si bien, las elecciones han acabado y ahora empezamos a ver cifras de votaciones, lo cierto es que apenas estamos viendo algunos de los múltiples resultados que han traído los comicios en la UE. Mucha gente mantiene su posición, pero otra ha cambiado su postura en este ejercicio democrático, por lo que necesariamente los nuevos liderazgos deberán revisar con cautela las preocupaciones e intereses de todos los ciudadanos europeos y así formar una agenda que les convenga, y eso podría llevarnos a iniciativas quizá más apegadas a la derecha política en general, algo que la administración de von der Leyen prefería evitar.
Artículo originalmente publicado en www.lalupa.mx