Por Juan G. Araque Contreras
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En el ámbito político, las primeras impresiones son cruciales, aunque no definitivas. La reciente presentación del gabinete presidencial por parte de la primera mandataria electa de nuestro país ha generado diversas reacciones. Sin embargo, más allá de las controversias y disputas de la oposición, lo que realmente importa es evaluar el potencial y las capacidades de los nuevos integrantes del gabinete.
Este gabinete, conformado por once distinguidos profesionales, se destaca por la calidad y experiencia de sus miembros. Todos ellos tienen antecedentes sólidos en sus respectivos campos, ya sea en el sector público, privado o en instituciones de renombre nacional e internacional. Es justo otorgarles el beneficio de la duda y esperar que su desempeño esté a la altura de sus trayectorias.
De cara al 2030, surge la pregunta de quiénes de estos once podrían convertirse en los próximos líderes del país. Juan Ramón de la Fuente es un nombre prominente, aunque ha manifestado desinterés en la presidencia. Marcelo Ebrard aspira al cargo, pero enfrenta barreras considerables. Otros, como Alicia Bárcena, Rosaura Ruiz, Julio Berdegué, David Kershenobich, Luz Elena González Escobar, Edna Elena Vega Rangel y Jesús Antonio Esteva Medina, parecen no tener ambiciones presidenciales. Raquel Buenrostro ha demostrado competencia en su rol actual, pero no parece interesada en aspirar a la presidencia. Ernestina Godoy, con todo respeto, no se percibe como una candidata viable.
Luis Donaldo Colosio emerge como una posible figura de consenso, aunque para ello necesitaría querer seguir los pasos de su padre. Sería preferible que no lo hiciera bajo el paraguas de Movimiento Ciudadano o un nuevo partido, para evitar que su candidatura se diluya en expectativas no cumplidas.
La mayor parte de los miembros del gabinete proviene del equipo de la exjefa de gobierno de la Ciudad de México. Esto no es sorprendente, pero merece atención la confirmación del Secretario de Hacienda, quien tendrá la tarea de rectificar los errores del presente sexenio, particularmente en áreas críticas como Pemex, el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y la cancelación del aeropuerto de la Ciudad de México.
Aún faltan por anunciarse los nombramientos en áreas clave como Seguridad y Gobernación, aunque hay indicios de que estos ya han sido decididos.
Este nuevo gabinete tiene el potencial de traer cambios significativos y positivos. Su diversidad de habilidades y experiencia puede ser la clave para una administración más eficiente y efectiva. Es crucial seguir de cerca su desempeño y los resultados de sus políticas, ya que de ello dependerá en gran medida el futuro político y social del país.
