21 de noviembre de 2024 11:49 am
OPINIÓN

Sustituimos a Biden, ¿y luego?

...le pegó a los demócratas en donde más le duele a cualquier partido político: en la cartera. Luego de que el presidente pareciera distraído y desconcentrado en más de una ocasión...

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Por Jorge Molina Larrondo


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El pobre desempeño del presidente Biden durante el debate de la semana pasada, le pegó a los demócratas en donde más le duele a cualquier partido político: en la cartera. Luego de que el presidente pareciera distraído y desconcentrado en más de una ocasión, las encuestas mostraron que la ventaja de Trump aumentó de dos a seis puntos porcentuales, pero sobre todo, se generó una reacción negativa entre los principales donadores del partido demócrata, que empezaron a pedir que Biden renunciara a la candidatura. Incluso, Nancy Pelosi, líder demócrata que presidió la Cámara de Representantes (2007-11 y 2019-23) preguntó si esto había sido un episodio o es parte de una condición.

Esta reacción fue tan fuerte que incluso CNN, uno de los principales medios con sesgo a favor del partido demócrata, empezó a comentarla inmediatamente después del debate. Desde entonces, la Casa Blanca, Biden, la vicepresidenta Harris y varios miembros del gabinete se han dedicado a contestar las numerosas críticas, organizando eventos públicos y reuniones con los gobernadores demócratas, como Wes Moore de Maryland, Kathy Hochul de Nueva York y Tim Walz de Minnesota para asegurar que Biden es capaz de contender en noviembre.

A pesar de todos estos esfuerzos, este martes surgieron los primeros legisladores demócratas que piden que Biden renuncie a la candidatura de su partido: Lloyd Doggett, representante del área de Austin, Texas, y Raúl Grijalva, representante del área de Tucson, Arizona. En caso de que Biden renunciara a la candidatura presidencial, sería el primero desde que Lyndon Johnson, también demócrata, declinó la nominación presidencial en marzo de 1968, ante su baja popularidad por el manejo de la guerra en Vietnam. Esto permitió la candidatura de su vicepresidente, Hubert Humphrey, que perdió la presidencia ante Richard Nixon por menos de un punto.

La situación de Biden es más complicada que la de Johnson, porque éste declinó al inicio de las elecciones primarias, mientras que Biden lo haría luego de haber ganado 3,896 delegados durante las primarias, casi el doble de los 1,968 que necesitaba. Por otra parte, el apoyo irrestricto a Israel en el conflicto en la Franja de Gaza, la represión a las protestas en contra de Israel en las universidades en todo Estados Unidos y la aparente falta de resultados en el control de la migración ilegal son las principales críticas recientes al gobierno de Biden, que por otra parte ha recibido más de 400 millones de dólares en aportaciones de personas, empresas y organismos para su campaña.

Existen tres escenarios: i) Biden se mantiene como candidato y es confirmado en la convención demócrata de agosto en Chicago, ii) Biden se mantiene como candidato y se elige a un nuevo candidato en la convención, y iii) Biden renuncia antes de la convención. En caso de que Biden renunciara, se habla como posibles sustitutos a los gobernadores de California, Gavin Newsom, a la de Michigan, Gretchen Whitmer, al de Kentucky, Andy Beshar, y al de Illinois, J.B. Pretzker, pero la que parece ser la opción más obvia -aunque no automática- es la vicepresidenta Kamala Harris.

En caso de que Biden renuncie antes o durante la convención, se realizarían las rondas de votación necesaria en Chicago hasta que el 51% de los 4,672 delegados del partido lleguen a una decisión entre los candidatos que se propondrían ahí mismo. Los delegados podrían forzar a que Biden renuncie durante la convención si al menos 1,976 de los delegados que ha ganado se abstuvieran de votar al momento de la nominación y ello detonaría la necesidad de escoger a un nuevo candidato.

Si Biden renunciara a la nominación después de la convención, los 435 miembros del Comité Nacional Demócrata escogerían a su sustituto. Esta sería una situación inédita y representaría el escenario más difícil para los demócratas, por el poco tiempo que habría para una muy corta campaña, por lo que se le ha pedido al presidente que se decida lo más pronto posible para tomar las medidas necesarias y que el nuevo candidato pueda contar con el financiamiento necesario.

Hay encuestas que muestran que si el candidato demócrata fuera Kamala Harris o el gobernador Newsom, ambos derrotarían a Trump, atrayendo nuevamente al voto latino, femenino, el de los jóvenes y el de los afro-americanos. Falta un debate en septiembre y la vicepresidenta representara el reto más formidable para Trump, quien sólo tiene insultos para las candidatas y que nunca ha rehuido un debate fuerte. La presión es enorme.

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