Arturo Damm Arnal
Economista y filósofo, profesor universitario y autor de múltiples libros, con una destacada carrera como comentarista en medios.
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Leemos, en un comunicado del Gobierno Federal, lo siguiente: “Cada mes salen de la pobreza 100 mil personas en México, afirma el Presidente López Obrador”. ¿Será?
Lo primero que hay que tener en cuenta es que la pobreza puede considerarse desde su causa o desde su efecto. Su efecto es la carencia de los satisfactores necesarios para satisfacer correctamente las necesidades básicas, que son aquellas que, de quedar insatisfechas, atentan contra la vida, la salud y la dignidad de las personas. Su causa es la incapacidad de la gente pobre para, gracias al trabajo propio, generar un ingreso suficiente para adquirir los bienes y servicios necesarios para, por lo menos, satisfacer correctamente sus necesidades básicas.
La definición correcta de pobreza es: la incapacidad de la gente pobre para, gracias al trabajo propio, generar un ingreso suficiente para adquirir los bienes y servicios necesarios para la satisfacción de sus necesidades básicas, incapacidad cuyo resultado es la carencia de los satisfactores necesarios para satisfacer dichas necesidades.
Lo segundo que hay que tener en cuenta es que un efecto (por ejemplo: la carencia de los satisfactores necesarios para satisfacer correctamente las necesidades básicas), se supera, de manera correcta, eliminando su causa (en este caso: la incapacidad de la gente pobre para, gracias al trabajo propio, generar un ingreso suficiente que les permita adquirir los bienes y servicios necesarios para la satisfacción de sus necesidades básicas).
La pregunta que debemos hacernos, ante la declaración de AMLO, es si esas 100 mil personas que mensualmente salen de la pobreza lo hacen porque ya son capaces, gracias a su trabajo, de generar un ingreso suficiente que les permite comprar los bienes y servicios necesarios para satisfacer correctamente sus necesidades básicas, o porque el Gobierno, redistribuyendo el ingreso, les proporciona, en efectivo o en especie, algunos de los satisfactores que les hacen falta.
Si se trata de los segundo (redistribución gubernamental del ingreso), y no de lo primero (generación personal de ingresos), ¿podemos decir que quienes reciben esa ayuda realmente salen de la pobreza? Si solamente se alivian los efectos de la pobreza, sin eliminarse su causa, ¿realmente se supera la pobreza?
La redistribución gubernamental del ingreso, por la que el Gobierno le quita a A lo que, por ser producto de su trabajo, es propiedad de A (parte de su ingreso), para darle a B lo que, por no ser producto de su trabajo, no es propiedad de B, da lugar a dos grupos: el de los expoliados (los A´s), y el de los mantenidos (los B´s), aliviando los efectos de la pobreza, pero sin eliminar sus causas, por lo que, si aceptamos que para eliminar un efecto hay que eliminar su causa, estrictamente hablando no se elimina la pobreza, con el agravante de que los mantenidos se vuelven clientela presupuestaria, políticamente incondicionales del gobierno dador.
Si algo ha sucedido en estos años del primer piso de la 4T ha sido un incremento en el gasto social, en la redistribución gubernamental del ingreso. En 2018, último año del sexenio de Peña Nieto, 62.2% del Presupuesto de Egresos de la Federación fue gasto social. En 2024 el porcentaje será 67.7%, 5.1 puntos porcentuales mayor, el 8.1%. ¿Alivio de la pobreza o eliminación de la pobreza?