La productividad laboral en México mostró un leve avance durante el segundo trimestre de 2024, pero sigue un 4% por debajo del nivel registrado al cierre de 2018. Según el Índice Global de Productividad Laboral de la Economía (IGPLE) del Inegi, el indicador creció un 0.2% en comparación con el primer trimestre, y acumula un incremento de 0.6% en el último año. Sin embargo, el índice sigue sin recuperarse completamente del impacto de la pandemia de Covid-19 y se perfila a cerrar el sexenio en números negativos.
Entre el último trimestre de 2018 y junio de 2022, el IGPLE sufrió una caída del 6.8%, recuperando solo un 2.9% desde entonces, lo que ha dejado la productividad laboral en un nivel aún inferior al de hace seis años. Esta situación plantea desafíos para la economía mexicana, ya que la falta de un crecimiento sostenido en la productividad podría dificultar la continuidad de la reducción de la pobreza laboral.
A nivel sectorial, el IGPLE mostró un crecimiento trimestral del 1.9% en las actividades primarias y del 0.3% en las secundarias, mientras que las actividades terciarias registraron un retroceso del 0.1%. Este rezago en el sector terciario ha sido más pronunciado durante el sexenio, con una caída del 7.4% desde 2018, en comparación con el descenso del 1.3% en el sector secundario y el avance del 8% en el primario.
En contraste, las remuneraciones han crecido significativamente en varios sectores, lo que pone de manifiesto una disparidad entre el aumento de los salarios y la productividad. Este desequilibrio plantea un reto para sostener el crecimiento salarial a largo plazo sin una mejora más contundente en la productividad, que requeriría mayores inversiones en capital y capacitación.