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El tablero está inclinado. Mientras EE. UU. intenta contener el avance chino con restricciones de chips, la realidad es cruda: China no solo ha cerrado la brecha tecnológica, sino que está reescribiendo las reglas del juego. Las sanciones occidentales ya no son un freno, sino un acicate para la autonomía asiática. ¿La conclusión? Estamos ante un cambio de era, donde el liderazgo tecnológico tiene acento mandarín.
La paradoja de las sanciones: ¿Tiro al pie de Occidente?
En 2022, EE. UU. prohibió exportar chips avanzados a China. Dos años después, empresas como SMIC fabrican semiconductores de 7nm (cercanos a los 5nm de TSMC) y Huawei sorprende con su procesador Kirin 9000s, creado a pesar de las restricciones. Las sanciones aceleraron lo que buscaban evitar: una China que domina desde IA hasta computación cuántica, con un gasto en I+D que superará al de EE. UU. y la UE juntos en 2025 (OCDE).
El error de cálculo fue monumental. Al bloquear el acceso a chips extranjeros, Occidente regaló a China un mercado cautivo de $200 mil millones anuales. Hoy, el 60% de los “chips legacy” (esenciales para automóviles, energía y defensa) se producen allí. Y con iniciativas como Made in China 2025 y la Nueva Ruta de la Seda Digital, el país no sólo suple necesidades internas: exporta estándares tecnológicos a 120 países.
Lecciones para líderes de TI: Nadar con el tsunami, NO contra él
1. El futuro es multipolar: Ignorar a China es un lujo que ninguna empresa global puede permitirse. Ejemplo: Tesla depende de baterías CATL; Apple, de ensamblaje en Shenzhen.
2. Innovación en modo ‘JieJue FangAn’ (solución alternativa): China enseña que la escasez agudiza el ingenio. ¿Cómo? Usando chips menos potentes, pero optimizando software (como Huawei con HarmonyOS).
3. Colaborar para competir: Empresas como BMW o Siemens ya forman joint ventures con empresas chinas. La meta: acceder a su ecosistema mientras se mantiene relevancia.
¿Aceptas el Nuevo Orden o te quedas atrás?
Si fueras CIO de una empresa: ¿Invertirías en capacitar equipos para integrar tecnologías chinas (a pesar de riesgos geopolíticos)? ¿O apostarías a una “desvinculación” que, según los datos, ya es inviable? Este no es un debate técnico, sino una encrucijada histórica.
Por qué esto define mi visión como líder de TI
Liderar en TI hoy exige entender que el centro de gravedad tecnológico se desplaza a Asia. Con años de experiencia gestionando cadenas de suministro globales y alianzas transfronterizas, he aprendido que el éxito no está en resistir el cambio, sino en anticiparlo. ¿Preparado para el Futuro Multipolar?