9 de noviembre de 2024 1:05 am
OPINIÓN

Ideología y Política Criminal. Un pecado capital

...El gobierno está obligado a hacer a un lado las ideologías. La conducción del país no puede prosperar mientras la ideología sustituya a las políticas públicas, porque las ingeniosidades ideológicas son irrelevantes e inútiles...

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La política criminal son estrategias y acciones implementadas por el Estado con el objetivo de prevenir, controlar y responder al fenómeno delictivo, es la respuesta del Estado a la necesidad de seguridad de la población.

La Política Criminal debería surgir del análisis riguroso de la criminalidad, desde sus causas hasta su impacto en la sociedad. La evidencia de estudios interdisciplinarios en donde intervienen las ciencias sociales como Criminología, Sociología, Antropología y Derecho, debería ser la base esencial de la construcción de la Política Criminal.

Entre el Deber ser de la Política Criminal y el Ser existe una brecha que se ve afectada por un factor: la ideología.

La ideología como conjunto de ideas, creencias y valores es la “lente” a través de la cual interpretamos la realidad política y social. En el caso de los actores políticos y liderazgos sociales la ideología necesariamente orienta su acción política.

Cuando la ideología se superpone a la evidencia para el diseño de la Política Criminal e interfiere en su ejecución, el riesgo de equivocarse en la toma de decisiones es altísimo.

En el mundo cinematográfico hay un ejemplo claro de lo que puede ocurrir cuando la ideología se interpone entre la evidencia y la toma de decisiones. Me refiero a Ciudadano X del año 1995.

Ciudadano X se basa en hechos reales y narra la investigación que Víctor Burakov  desarrolla para detener al asesino en serie de la Unión Soviética, Andrei Chikatilo. La trama se desarrolla en la década de 1980. Es una crítica al sistema soviético y a la Política Criminal de la época.

Burakov descubre una serie de asesinatos de niños. A pesar de las evidencias que apuntan a un asesino en serie, las autoridades soviéticas, atrapadas en la ideología comunista y la negación de la existencia de tales crímenes en su sociedad «perfecta», rechazan tajantemente la realidad.

¿Suena conocido? Es lo que ocurre con la Política Criminal mexicana desde 2018. la criminalidad es justificada y “perdonada” porque en realidad “es una expresión de la desigualdad social”, por tanto, los criminales pasan de ser victimarios a víctimas del sistema de dominación.

Para la administración actual el control de la criminalidad no es un objetivo estratégico porque ideológicamente el problema no radica en la etiología y causalidad sino en el sistema de seguridad y justica.

Este punto de vista no es del todo erróneo. El sistema de seguridad y justicia tiene graves problemas de corrupción y se requiere una reforma profunda, sin embargo, esta reforma no puede provenir de una ocurrencia cargada de ideología.

La reforma del Poder Judicial debe provenir del replanteamiento de la Política Criminal y debe estar basada en diagnósticos, evaluaciones, investigaciones objetivas y en una propuesta consensuada y analizada por todas las partes involucradas: ciudadanos y gobierno.

En la URSS de la década de los 80, la ideologización de la política criminal permitió que Andrei Chikatilo asesinara durante mas de 10 años a más de 52 niños. Las muertes de las víctimas pudieron evitarse, pero la ideología se impuso.

En México la destrucción de instituciones por sesgos ideológicos ocasiona el incremento de la violencia. Poblaciones enteras hoy viven en un constante estrés ante el miedo que propagan los criminales.

La intrusión ideológica en la Política Criminal  de nuestro país ha costado vidas de victimas que probablemente no debieron serlo. El gobierno está obligado a hacer a un lado las ideologías. La conducción del país no puede prosperar mientras la ideología sustituya a las políticas públicas, porque las ingeniosidades ideológicas son irrelevantes e inútiles para garantizar la seguridad de todos los mexicanos.

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