La reciente decisión de Colombia de integrarse a la Franja y la Ruta de China ha generado gran expectativa y debate. Esta iniciativa, liderada por China desde 2013, busca consolidar alianzas comerciales e invertir en infraestructura global, y para Colombia representa la posibilidad de atraer importantes inversiones en sectores como tecnología, transporte y minería, clave para su crecimiento y transición energética.
A pesar de su histórica relación con Estados Unidos, Colombia busca ahora diversificar sus socios estratégicos, una apuesta que expertos ven favorable en un contexto de mayor competencia global. David Castrillon, experto en relaciones internacionales, señaló que esta decisión no es abrupta, pues ya en administraciones anteriores Colombia inició acercamientos con el gigante asiático. Para el analista Sergio Guzmán, de Colombia Risk Analysis, esta postura es crucial para disminuir los riesgos de depender exclusivamente de un único socio estratégico, especialmente ante posibles cambios políticos en Washington.
China ha aumentado sus inversiones en Colombia de forma exponencial en los últimos años, participando en megaproyectos como el metro de Bogotá y la explotación minera en Buriticá. Se espera que la entrada a la Franja y la Ruta fortalezca aún más esta relación, pero analistas advierten que el país debe aprender de experiencias de otros países y evitar una dependencia excesiva en sectores clave, promoviendo siempre la diversificación y transparencia.
Este acercamiento ha generado preocupación en Washington, dado que China es su principal competidor global. No obstante, los expertos subrayan que Colombia debe asegurar sus beneficios sin alterar el equilibrio diplomático con sus aliados tradicionales, como Estados Unidos. Con esta nueva etapa, el país podría encontrar un balance estratégico, siempre que priorice sus intereses y mantenga relaciones abiertas y equilibradas.